Un joven de Calatayud de 28 años, C. L. P., se enfrentó ayer en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza a una petición de cinco meses de cárcel y 10.000 euros de indemnización por haber profanado, presuntamente, el nicho de un amigo situado en una cuarta altura. Según la fiscala y el acusador particular, en abril del 2016, el acusado entró al cementerio bilbilitano y, tras arrancar la lápida y levantar la tapa del ataúd, tomó fotos del difunto, que llevaba cuatro meses enterrado. Esas imágenes circularon después por las redes sociales y acabaron llegando a los padres del fallecido, que denunciaron el hecho en la Policía, según aseguró el abogado de la familia, Roberto Gállego.

Al parecer, según este letrado, el imputado pudo obrar influido por los rumores que circulaban por Calatayud, que decían que la persona que se hallaba en el nicho quizá había sido enterrada viva. Sin embargo, C. L. P. negó ayer de forma tajante que hubiera cometido un delito contra el respeto a los difuntos. «Yo no hice nada de eso ni es cierto que mi pareja enviara fotos por las redes sociales», afirmó el acusado, que es hijo y empleado de los propietarios de una empresa funeraria.

"Como un trofeo de caza"

«Conocía al difunto porque me hizo una obra en la torre y éramos amigos», dijo. «Si hubiera sabido que alguien había violado su tumba lo habría puesto en conocimiento de la Policía», añadió. Y aseguró que, por entonces, un amigo del fallecido le pidió 4.500 euros y le dijo que, si no se los daba, le iba a «joder», apuntando a un posible chantaje.

Un testigo manifestó que, a través de Facebook, recibió unas fotos con el texto: «Mira qué han hecho a la tumba de tu familiar». Pensó que era un error y que, en realidad, lo habían tomado por un tío del difunto. Dijo además que textos e imágenes estaban relacionados con el perfil de la compañera sentimental del acusado, a la que no conoce «de nada». La actual pareja del acusado señaló que sus declaraciones en fase de instrucción, que apuntaban a la culpabilidad de C. L. P., las hizo «bajo coacción» de su pareja de entonces, ya fallecido. Y subrayó que esta persona «tomaba muchas cosas», se metía en el correo del acusado y le pedía dinero «muchas veces».

Un policía nacional indicó que la pareja del imputado «no dijo que sufriera coacciones» y manifestó que las fotos tomadas en el cementerio partieron del móvil del acusado y fueron recibidas por la terminal de su pareja actual. Los padres del difunto atestiguaron que el suceso ha destrozado sus vidas. «La pareja del acusado me dijo que había sido él», afirmó el padre, que añadió que se enteró de que C. L. P. «iba por ahí diciendo que había visto vivo a mi hijo después del entierro». La madre confesó que «lo peor de todo fue que el acusado se llevara un trozo de lápida que iba exhibiendo como si fuera un trofeo de caza».

El juicio continuará el 9 de marzo debido a la ausencia de un testigo de la acusación.