María Isabel E. S. recibió cierta cantidad de dinero del exjefe de su marido, para ayudarla en una situación económica compleja, y ella no se lo ha devuelto hasta la fecha. Eso fue lo único en lo que hubo consenso ayer en el Juzgado de lo Penal número 4 de Zaragoza, en el que la mujer se sentó acusada de una estafa por la que la Fiscalía pide un año y medio de prisión para ella, y el involuntario prestamista, el doble. Lo que tendrá que dilucidar la jueza es si se trató de una estafa, como sostienen las acusaciones, o un impago, como dijo la acusada, quien además rebajó la cantidad de 34.100 euros a unos 500.

Según ella, lo que ocurrió fue que un día, en noviembre del 2015, se encontró con el exjefe de su marido, al que apenas conocía, dijo, pero este le propuso tomar un café y le aceptó. Acabó contándole la delicada situación de salud en la que se encontraba el hombre. «Él ya sabía que estaba enfermo, había tenido ya muchas bajas laborales cuando trabajaban juntos, alguna hasta de 9 meses», recordó la mujer. Al preguntarle que cómo iban a pasar la Navidad, ella dijo que se presentaba «negra», por estrecheces económicas. «Sin decir yo nada más, sacó la cartera y me dio 250 euros», afirmó. Y pasados unos días, le dio otros 250 euros.

Eso es todo lo que reconoció la mujer, 500 euros que, eso sí, no devolvió. En realidad no estaba en la indigencia ni de lejos, ya que según fue diciendo, su hijo estaba muy bien colocado y si hubiera hecho falta, les habría ayudado. «Yo no es que estuviera en mala situación, solo que una persona así (su marido), cuando se descompensa, hace cosas que no quiere, como gastar más de lo que debe, tiene mucha desinhibición», explicó.

En cualquier caso, no ha querido devolvérselo, apuntó, porque el hombre «se insinuó». De hecho, atribuyó la denuncia al hecho de que ella le rechazara.

La versión del denunciante, representado por Santiago Palazón, fue obviamente opuesta. Según esta, fue ella quien se presentó en su casa para hablarle de las dificultades económicas, «a pedir 200 euros» porque estaban inhabilitando a su marido y tenía las cuentas bloqueadas. Así, con diversas «excusas, que si los estudios del hijo o la matrícula de la universidad», le fue dando cantidades cada vez mayores hasta alcanzar los 34.100 euros que reclama. No se escamó, porque «yo soy un poco tonto y muy sentimental, y por un amigo, lo que sea». Pero descubrió «el pastel» porque la mujer le dijo que su hijo estaba ingresado en el hospital, y se encontró a su amigo y exempleado y no sabía nada de eso.