El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, no se dejó ayer nada en el tintero tras el balance que realizó para valorar un año de covid en la sociedad aragonesa. Entre otros aspectos, el presidente del Ejecutivo autonómico hizo referencia a la implantación de la fábrica de baterías para vehículos eléctricos por la que compite Aragón. En este sentido, Lambán indicó que había retomado su «interés e ilusión» por el proyecto después de mantener, el viernes pasado, una conversación con la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Asimismo, el presidente de Aragón reconoció que seguirá luchando «hasta el final» para que la implantación de la fábrica «nos favorezca».

En la charla con la ministra, el líder del Ejecutivo autonómico puso de manifiesto, y lo seguirá haciendo estos días, «las fortalezas» de la comunidad para poder albergar la fábrica de baterías eléctricas. Pero Aragón no está solo, varias comunidades pretenden hacerse con los servicios de la planta que puede ser vital para el devenir de la economía española. Entre ellas, Galicia, que ha pedido al Gobierno central que rectifique sobre su decisión de instalar la planta en Martorell, en la provincia de Barcelona, y ofrezca igualdad de oportunidades a todas las regiones.

La tarea hecha

Sobre las propuestas autonómicas del resto de comunidades, Lambán expresó ayer que son «bastante extemporáneas» y no se iba a referir a ninguna de ellas «en particular». Al mismo tiempo, el socialista hizo gala de las condiciones que posee Aragón para instalar la tan codiciada fábrica de baterías, por lo que han trabajado «más que nadie». «Nosotros creemos que tenemos fundamentos muy sólidos para albergar la fabrica y sobre todo porque hemos trabajado más que nadie. Hemos ido a Shanghai, hemos ido a reuniones con los chinos en Madrid, hemos recibido en el Pignatelli a fabricantes coreanos y chinos», apostilló Lambán.

Por otro lado, también se refirió a la importancia de que aparezcan nuevos socios para construir este tipo de instalaciones, además de tener fabricantes de vehículos o «Iberdrolas y otros socios capitalistas fuertes», puesto que «una planta de baterías que cuesta 5.000 millones de euros», recordó Lambán.

Sin embargo, ese socio en cuestión es el tecnológico, «que ni Europa ni España tienen, y hablan todos idiomas asiáticos», enfatizó. «Seguimos trabajando en la línea en la que lo hemos hecho siempre, tratando de reagrupar el interés y el animo del sector aragonés, de la PSA, de la CEOE y vamos a estar peleando ahí hasta el final para que la implantación de esta fábrica de baterías nos favorezca», concluyó el presidente del Gobierno de Aragón.