Tras una breve intervención en Barcelona y Cambris para homenajear a las víctimas del terrorismo, el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, retomó el curso político ayer en Barbastro. Fue en una bodega de la denominación del origen del Somontano de tintes vanguardistas. Sin embargo, el fondo del discurso apeló a mensajes anteriores al parón veraniego. Pero con una diferencia: se acercan las elecciones y es necesario marcar distancias con los aliados políticos.

Lambán abordó cuestiones diversas, desde la situación en Cataluña hasta los cambios impositivos, pasando por las comunicaciones transfronterizas, las infraestructuras, los recursos de leyes o el socorrido elogio del vino. «Es una aportación energética e intelectual absolutamente insustituible», dijo, al reconocer que una bodega es un buen lugar para «encontrar ánimo y energía en todos los sentidos» para abordar los próximos meses de brega parlamentaria.

«Sabemos que el curso que viene es decisivo» expresó. Lo que se acerca, sobre todo, es una larga precampaña electoral para las municipales y las autonómicas. «Llegamos con fuelle para seguir gobernando, pues el hecho de haber cumplido los compromisos que adquirimos en el 2015, lejos de agotarnos nos da fuerza para seguir implementando políticas de igualdad y de empleo», dijo.

Rentas más altas / El primer conflicto que se encontrará en septiembre será el debate parlamentario sobre la reducción del impuesto de Sucesiones, pactada con Ciudadanos, el PAR y el Partido Popular. «Lo que hemos hecho es procurar que en Aragón se pague lo mismo que en el resto de España», justificó. Podemos, IU y CHA rechazan esta modificación porque rebaja las obligaciones de pago de las rentas más altas y se reducirán los ingresos sin que se haya aclarado qué partidas se modificarán. Estos argumentos son «absurdos» para Lambán, más pendiente de la equiparación fiscal de «los ricos, los medianos y los pobres» de Aragón con el resto de las comunidades. «Me parece de sentido común», resumió.

Instalado en la aparente comodidad de un espacio político que le permite gobernar con CHA, cerrar pactos presupuestarios con Podemos e IU y al mismo tiempo reformar leyes con el PP, Ciudadanos y el PAR sin excesivos sobresaltos, la situación estatal es otra de sus preocupaciones directas de los últimos meses.

Relación con cataluña / La idea es lograr que Aragón tenga «más presencia» en las cuestiones estatales. Y para ello fue muy duro con el presidente de Cataluña, Quim Torra. «No representa al pueblo catalán», indicó. Pero también pidió un cambio en la «política de apaciguamiento» que se ha desarrollado hasta ahora. «El Estado, de una manera casi irresponsable, lleva décadas yéndose de Cataluña, dejándola a merced de los independentistas, pero el Estado debe volver a poner pie en Cataluña y desarrollar todas sus competencias», afirmó.

Sobre Podemos, y en relación con las previsiones económicas, ironizó sobre que se denominen «de izquierdas» y que luego, en su opinión, no permitan que se apliquen políticas de ese tipo. Una de las frustraciones pendientes del curso pasado está en la falta de acuerdo para sacar adelante la ley de la renta básica. Un compromiso electoral embarrancado por las diferentes ambiciones de Podemos y el PSOE.

infraestructuras

En su intervención hubo tiempo también para confiar en un cambio en las políticas europeas para garantizar la financiación de los grandes corredores ferroviarios. El 13 de septiembre se decidirá si el ramal Zaragoza-Valencia optará a ayudas. «Soy bastante optimista», indicó. En este sentido consideró que el nuevo ministro de Fomento, José Luis Ábalos, está siendo receptivo.

El siguiente paso será buscar acuerdos para los próximos presupuestos autonómicos. «No tenemos otro camino que buscar acuerdos con grupos de izquierda, fundamentalmente por razones de coherencia», zanjó.