En la calle de Cosuenda, junto al Ebro, hay un edificio descomunal en obras. Tiene diez alturas, cuatro portales y, cuando esté terminado, habrá 81 viviendas, o sea, tendrá tantos residentes como cualquier pueblo pequeño de Aragón. El bloque está flanqueado por dos grúas altísimas, visibles desde muy lejos. El militar que ayer se lanzó al vacío tras agredir presuntamente a su expareja con un cuchillo, se subió a una de ellas para acabar con su vida sobre la una de la madrugada.

La Policía lo había seguido hasta el edificio en construcción y, al ver sus intenciones, avisó a personal experto para que tratara de disuadirlo. Pero todos los intentos de los psicólogos resultaron en vano.

"No quedan apenas huellas de lo que ha pasado, solo unos guantes de látex tirados por el suelo, como de médico o algo así", comenta un operario de la obra. Está consternado, como el resto de sus compañeros. Ellos están hasta cierto punto acostumbrados a ver casos de violencia machista en la televisión. Pero que haya ocurrido un caso que les toca tan de cerca no lo llevan bien. Por eso, al enganchar a eso de de las seis y media de la mañana y enterarse de lo ocurrido se han quedado pensativos.

otro edificio, en la calle de Aguarón, a unos 500 metros de allí, ha vivido los minutos o segundo que precedieron al fatal desenlace. "He visto pasar a un hombre joven, corriendo a todo correr, después de la medianoche", explica. "Iba dando voces y llorando y ha enfilado hacia abajo, como si fuera al Ebro", añade.

Poco antes de esa escena, ha continuado la misma testigo, "lo he visto salir en dirección a la calle José Oto, persiguiendo a su pareja, que iba semidesnuda, con un cuchillo en la mano". Para entonces, la Policía ya estaba avisada. La pareja ya se había enfrentado a gritos en el piso donde residen, también en la calle de Aguarón.

Los vecinos se han asustado al oír el escándalo y alguno de ellos, es posible que varios, han llamado a la Policía. De forma que, en muy poco tiempo, han llegado dos vehículos radiopatrulla. Los agentes han encontrado a la mujer ahí mismo, junto al parque de la Esperanza. Había manchas de sangre en el lateral de un coche aparcado y en un contenedor.

Se encontraba malherida. "Estaba desnuda de cintura para abajo y llevaba mucha sangre en el pecho", señala la empleada de una tienda cercana. Ella no ha visto nada. Lo que sabe, lo sabe por los comentarios de los clientes. En La Jota el suceso ha causado conmoción y la gente se interesa por lo que ha pasado. Algunos, los que conocen al supuesto agresor, mueven la cabeza con incredulidad. No habían notado nada que hiciera prever una cosa así.