Mientras Aragón se dedica, a marchas forzadas, a recuperar un consenso hidráulico interno para poder impulsar por fin los embalses que demanda (aunque tengan un tamaño menor), Cataluña busca nuevas fórmulas de gestión para disponer del recurso y, a la vez, proteger el Ebro. Fórmulas que serán presentadas hoy y cuyo fin último es plantear un uso racional y proteger el cauce. Lo que no es compatible con construir más presas aguas arriba.

La polémica hidráulica no ha hecho sino empezar, pese a que ya no se va a ejecutar un macrotrasvase del Ebro, que ha provocado una seria discusión territorial los últimos cuatro años. Aragón, desechada la que creía la más grave amenaza para su desarrollo, se ha puesto a trabajar para revisar los proyectos de regulación más contestados e intentar cerrar acuerdos entre implicados. Aunque eso pase por rebajar las pretensiones iniciales de embalse.

Sin embargo, la realidad parece querer colocar a la comunidad de nuevo en el mapa. Hoy se celebra en Barcelona una jornada para presentar el estudio sobre gestión hidráulica que la Agencia Catalana del Agua encargó a la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA). Y en el acto estarán la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, el consejero catalán del ramo, Salvador Milá, y el presidente de la FNCA, Pedro Arrojo.

Una jornada para dar a conocer alternativas que permitan a Cataluña hacerse con el agua que necesita sin necesidad de trasvasar el Ebro ni de ampliar hasta Barcelona el minitrasvase a Tarragona ni de seguir exprimiendo el río Ter.

Las nuevas fórmulas --de gestión de la demanda-- hablan de limpiar el agua del Llobregat, de mejorar las depuradoras o de recuperar acuíferos, como recordó Narcís Prats, uno de los responsables del informe. Son "acciones complejas. Es más fácil hacer un tubo que gestionar bien un acuífero", indicó.

Al hablar sobre la necesidad de proteger el bajo Ebro --el tramo final del río y su Delta-- Prats dio la clave del debate que se avecina. "No tiene sentido que la Generalitat de Cataluña y el Ministerio de Medio Ambiente se preocupen por restaurar el bajo Ebro si Aragón y Cataluña proyectan hacer más regadíos y más embalses", comentó a este diario

La fundación reclama un caudal del Ebro anual de entre 11.000 y 12.000 hectómetros cúbicos, lo que supone puntas de hasta 1.500 metros cúbicos por segundo en primavera y mínimos de entre 130 y 150 metros cúbicos por segundo en verano. Cifra alejada de los 100 que marca como caudal ecológico el Plan Hidrológico Nacional.

Cataluña, tras la llegada del Gobierno tripartito, no ha ocultado su preferencia por estas tesis de la nueva cultura ni su interés por ser determinante en el establecimiento del volumen mínimo de agua que debe llevar el Ebro. La FNCA siente, además, sus tesis respaldadas por Narbona, no sólo porque estará en el acto de hoy, sino porque --como explicó Narcís Prats-- las fechas se han buscado de acuerdo con la agenda de la ministra, tras mostrar ésta interés en acudir.

Lo cierto es que modificar al alza el caudal ecológico implica tener que soltar recurso aguas arriba. E, incluso, no embalsarlo más. Si con el número actual de presas muchos veranos no se registran los 100 metros cúbicos por segundo...

"En algún momento se tendrán que aclarar las cosas", opinó Prats. Narbona es una de las responsables de aclararlas.