Los 27 profesores palestinos e israelís que han participado esta semana en Zaragoza al encuentro de Educadores para la Paz se despidieron ayer de la capital aragonesa llevando un mensaje de paz en sus maletas que ahora se encargarán de transmitir a sus alumnos de vuelta a sus países de origen.

En este proyecto, en el que ha colaborado el Instituto Aragonés de la Juventud, han participado Graciela Roitman, educadora israelí, y Hanna Kheoury, de origen palestino, entre otros. Estos educadores ya señalaron hace unos días su voluntad porque este proyecto pueda continuar de vuelta a Oriente Próximo y resaltaron la importancia del encuentro porque "para acabar con los conflictos es necesario el diálogo entre las partes implicadas y, como en todo, hay que empezar por espacios pequeños como este y luego ir haciéndolos más grandes", explicó Graciela.

Sin embargo, ahora tienen una tarea más difícil que es la de transmitir a sus alumnos un mensaje de paz y convivencia, aunque, según Graciela, "los niños se muestran muy receptivos cuando se les habla de paz".

Ayer, todos los educadores que han participado en un curso de mediación de comunidades en conflicto recibieron los diplomas acreditativos de manos de la directora del Instituto Aragonés de la Juventud, Elena Allué. En su despedida, Allué dedicó unas palabras de apoyo y solidaridad a los asistentes y les dio la enhorabuena por su participación en un encuentro tan especial, expresando su voluntad de trabajar por la paz desde la juventud.

Por su parte, María Espinosa, promotora del proyecto, subrayó que "la única manera de tener juntos a ambos grupos de palestinos e israelíes era sacarlos fuera de sus países y así lo hemos hecho en Aragón, una comunidad que es ejemplo de convivencia y se convierte en el marco ideal para propiciar el diálogo y la convivencia entre los dos grupos".