Para María Isabel parece no servir de nada haber estudiado económicas, márketing o ser ilustradora y hablar inglés. Tener un hijo de cuatro años le ha cerrado todas las puertas a cualquier trabajo cualificado que pueda imaginar relacionado con sus estudios. Y es que hacerse cargo de Eric "no es un problema" dice. Ella se las apaña como sea para poder trabajar y cuidar de su hijo de cuatro años. Ya ha dejado de buscar "de lo suyo" para intentarlo aunque sea de cajera de supermercado o limpiando. El problema es que ni siquiera encuentra trabajos no cualificados. "Siempre me preguntan si tengo hijos, cómo me organizo, y después cambian la cara... y nunca te llaman", explica.

María Isabel tuvo que dejar la empresa de patentes en la que trabajaba cuando estaba embarazada por los constantes desprecios que sufría por parte de sus jefes. Desde entonces solo ha trabajado sin contrato de chófer para un comercial que había perdido los del carné de conducir, de cuidadora de niños o en compra y venta de metales preciosos --donde tuvo que interponer una demanda porque no ha cobrado nada de lo trabajado--. Cobra 426 euros de subsidio y esporádicamente limpia por 25 euros, pero no le llega.

La Asociación de Madres Solas (Amasol) le ayuda con la comida. Hace un tiempo le echaron del piso donde vivía por no poder hacer frente a los gastos. Ahora vive en otro más pequeño y sigue luchando por salir adelante día a día. "Me faltan horas en el día para buscar empleo. Mi pequeño me pregunta: ¿Qué haces en el ordenador? Y yo le contesto siempre lo mismo: buscar trabajo. Por las noches le escucho rezar y le pide a Dios un trabajo para mamá. Es muy pequeño pero se da cuenta de lo que estamos viviendo, aunque tengo que dar gracias de que no sufre porque, de momento, no le falta de nada".