En el pasado año 2018, son más de 1.000 las obras de emergencia que se han llevado a cabo en todo el eje del Ebro, obras que en bastantes de los casos deberán volverse a realizar a la próxima crecida, volviendo a invertir presupuesto público en las mismas.

Hoy en día, es reconocido que las medidas tradicionales de gestión de inundaciones en zonas urbanas, no solo han provocado la degradación de los ríos, sino que tampoco han resultado efectivas en la reducción del riesgo. Sin embargo, a pesar de este diagnóstico, las inversiones año tras año se dedican mayoritariamente a reparaciones de urgencia de motas y escolleras que se sabe se tendrán que volver a reparar a la siguiente crecida, cuando ese presupuesto podría ir dedicado a la adquisición de tierras que permitan dotar al río de lo que es fundamental para mitigar las inundaciones: mayor sección hidráulica, rescatando de esta forma,al menos en una pequeña parte, de lo que históricamente se le arrebató.

No debemos olvidar que las inundaciones del Ebro han aportado históricamente la tierra fértil sobre la que se ha instalado la agricultura, pero a partir de los años 60 del pasado siglo se inició una extensión de las zonas agrícolas hasta la misma orilla del río en aguas bajas, impulsando la construcción de motas y generando una falsa seguridad frente a las inundaciones. Y esta ocupación no fue puntual, fue generalizada. Muchos de estos lugares, eran según la Ley de Aguas, espacios de dominio publico que, sin embargo, con la autorización de la CHE se privatizaron. Un ejemplo de ello son los los terrenos próximos al Tiro de Pichón, 1,2 hcetáreas que va a suponer a la ciudad de Zaragoza un importe de 12 millones de euros.

Estas actuaciones supusieron también una reducción significativa de los sotos ribereños. En los años 70, en el término zaragozano de Monzalbarba -Alfocea, se talaron los sotos contiguos al Galacho de Juslibol que dieron lugar a la llamada finca de Faci. En la margen derecha se roturaron los sotos próximos a la Mejana de Santa Catalina y el soto de Ferreruela para compensar la pérdida de fincas por la expropiación que tuvo lugar con la construcción del cuartel de Pontoneros.

Este año y como novedad se ha importado de Francia la técnica de los curage que se están llevando a cabo en Alfaro, San Adrián y en 14 puntos de la cuenca alta del Ebro aragonés. Consiste en reactivar cauces de río colmatado y en otros casos, los más numerosos, abrir pasillos de vegetación de 5 a 10 metros de anchura en sotos y mejanas. Nuevamente son los escasos sotos que tenemos los que se verán afectados. Ahora, con los curage, de nuevo hay tala inevitable de arbolado maduro, rotura de masa árborea en bosques de poca extensión y para que estos pasillos se mantengan funcionales, habrá que hacer un mantenimiento continuo para impedir que rebrote el bosque. En este sentido apuntamos que arar las gravas, si no favorecemos las avenidas ordinarias, hoy por hoy laminadas en su mayoría por embalses, lo único que conseguimos es el crecimiento rápido de la vegetación dentro del cauce.

En esta línea se ha actuado ya en el soto de Alfocea el pasado diciembre , un soto de no más de 6 hectáreas de arbolado en el que se han abierto dos grandes pasillos de 700 metros de longitud y unos 7 de anchura de promedio. Entendemos necesaria la actuación para hacer más permeable el puente de Monzalbarba-Alfocea, pero ponemos en duda que lo realizado en el soto sirva para proteger las urbanizaciones alegales de Alfocea, que situadas en la llanura de inundación del río, nunca debieron haberse permitido, al igual que la residencia de Tercera Edad de Monzalbarba. Por otro lado se ha realizado la mota transversal junto al cuartel de Pontoneros, que tampoco favorece la seguridad del núcleo urbano de Monzalbarba.

PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD

Cuando desde los grupos ecologistas se cuestionan algunas de estas actuaciones, se dice que solo nos ocupamos de los pajaritos. Para nosotros, pero también para la comunidad internacional, la pérdida de biodiversidad, junto al cambio climático, son dos de los grandes problemas ambientales, sociales y económicos de la humanidad. No somos conscientes de que la naturaleza nos brinda el aire, el agua, los recursos necesarios para nuestra vida y que el deterioro de estos servicios pone en peligro también nuestra salud. Cada día existen más datos que corroboran las muertes producidas por contaminación atmosférica o la de las aguas de nuestros ríos con productos químicos utilizados en las actividades humanas. Los bosques ribereños, además de espacios de biodiversidad, son ecosistemas que ayudan a depurar el agua y el aire que respiramos.

Queremos destacar que los grupos ecologistas, somos también defensores de que se valore el trabajo del agricultor y se potencia una agricultura de proximidad ecológica, beneficiosa para los trabajadores del campo, para el medio ambiente y para la salud de las personas. Hoy en día hemos dedicado la mayor parte de los espacios agrícolas al cultivo de forrajeras para la exportación, importando los productos de nuestra alimentación diaria y con una agricultura basada en el uso de una gran cantidad de fertilizantes que aportan muchos nutrientes a los ríos y contribuyen a la proliferación de algas y vegetación en el propio cauce. Un modelo que es urgente cambiar.

Queremos por último plantear que si la técnica de curage constituye una practica novedosa, debería haberse convocado a la sociedad civil, poblaciones ribereñas, comunidad científica, y grupos ecologistas. La Directiva Europea sobre el Derecho a la Información recoge la obligación por parte de las administraciones de proceder en esta linea. Sin embargo en este caso, nos enteramos de que se estaba actuando en el soto de Alfocea cuando vimos las máquinas y fue a partir de este momento cuando solicitamos una reunión con la Confederación.

Una vez más detectamos que solo se cuenta con los sectores de la comunidad científica o ecologista cuando ello es un requisito obligatorio para presentar proyectos a Europa, como fue el caso del Ebro Resilence. En el acto del pasado mes de noviembre se aprobaron por unanimidad las medidas a tomar en la Mesa de Inundaciones, a renglón seguido, el presidente del Gobierno de Aragón habló de la necesidad de más dragados y eliminar la vegetación del río, en línea con otros sectores que siguen hablando de que el 80% de las inversiones se deben dirigir al dragado del río y en absoluto se comenta la necesidad de medidas estructurantes como recuperar parte de la sección hidráulica que se perdió a partir de los años 60.Y el INAGA lo único que hace es consentir y apoyar esta perdida de biodiversidad. Se lleva varios meses trabajando en un proyecto llamado Ebro 2030. Nos llamaran cuando esté concluido

La sensación es de utilización e instrumentalización de nuestra presencia en diferentes órganos institucionales. Demandamos una participación real y responsable, con la presencia de todas las partes implicadas: representantes de los poblaciones pero también de la comunidad científica y sectores ambientalistas.

Apoyaremos siempre las medidas que impidan la inundación de las ciudades ribereñas, pero consideramos que es necesario y urgente iniciar otro tipo de medidas tal como vienen aplicándose en otros países con efectos positivos.

Cada vez que se producen avenidas en el Ebro, asistimos a una larga lista de obras de reparación de motas, escolleras y, en casos poco frecuentes, retranqueos y eliminación de motas que no realizaban ninguna función