La mitad de los desguaces de la comunidad desaparecerán en el momento en que se haga efectiva la obligatoriedad de convertirse en Centros Autorizados de Tratamiento (CAT). El pasado 1 de enero entró en vigor el real decreto que recoge la directiva europea relativa a los vehículos al final de su vida útil, que convierte a los automóviles en residuos peligrosos y obliga al ciudadano a obtener un certificado de descontaminación para dar de baja su vehículo. En Aragón, Tráfico sólo lo ha puesto en marcha en Huesca.

Las inversiones millonarias y el tremendo papeleo necesario para adaptar las instalaciones a la nueva normativa han frenado a muchos talleres aragoneses. Hasta el momento, el Departamento de Medio Ambiente de la DGA ha concedido tres autorizaciones provisionales, dos en Huesca y una en Teruel. En total, apenas una veintena de las más de 40 empresas aragonesas han solicitado su tramitación.

"Hace tres años que comenzamos a adaptarnos, pero sólo en la última fase hemos invertido 360.000 euros. En proyectos previos ya gastamos 24.000 euros y eso que ni siquiera sabíamos si nos iban a conceder la actividad", dice el representante de Desguaces Alonso, que junto a Desguaces J.M. Balaguer, de La Puebla de Castro, son los únicos que operan en Huesca. El responsable del primer taller asegura que en la provincia se exige el certificado CAT desde hace un año.

En cuanto a Zaragoza, ningún desguace ha obtenido la autorización, y aquellos que lo han solicitado se encuentran en trámite administrativo. Quizás por ello, Tráfico no obligue a la presentación del certificado por el momento.

El gasto medio por descontaminar un vehículo se calcula en 180 euros (30.000 pesetas), siendo coste cero para el usuario cuyo vehículo tenga todos los componentes. Así que los únicos beneficios que estas empresas obtendrán vendrán de la venta de chatarra y piezas reutilizables, ya que los CAT deben pagar a los gestores para que se lleven los filtros, neumáticos o baterías.