El primer fin de semana de abril llegó a Aragón con más nieve de la que había caído en los dos últimos meses de invierno, lo cual será un alivio para la el último tramo de la temporada de esquí (sobre todo de cara la Semana Santa), pero sorprendió a los conductores, que vieron cómo tuvieron que volver a sacar las cadenas. Fueron necesarias hasta en once tramos de carreteras aragonesas, aunque a lo largo de la jornada la situación fue mejorando y, al cierre de esta edición, ya no eran necesarias en ningún lugar, según informó el centro territorial de gestión de Tráfico.

A primera hora de la mañana de ayer, sin embargo, la nieve sí obligaba a usar cadenas, y a prohibir la circulación de vehículos articulados y autobuses, en diez tramos de carreteras en la provincia de Huesca y otro más en la de Teruel. Concretamente, en el Alto Aragón fue necesario el uso de cadenas para acceder a la frontera por el Portalet, en la A-136 desde Formigal, y también a la antigua aduana de Bielsa desde Plan, en la A-138.

También hubo afecciones en la A-139 entre Benasque y LLanos del Hospital; en la A-2617 entre Cerler y Ampriu y en la A-2606 entre Panticosa y el Balneario. El listado de zonas problemáticas se completó con la N-260 entre Fiscal y Fanlillo, la A-2611 en Bielsa; la A-2611 en Espierba; la A-1605 entre Las Herrerías y Bonansa y la carretera HU-611 en El Pueyo de Jaca.

Además, en la provincia de Teruel era obligatorio el uso de cadenas o neumáticos de invierno para circular por la A-2705 entre Alcalá de la Selva y Valdelinares.

Aparte de estos problemas de circulación, la nieve fue bien recibida en la zona, particularmente por los esquiadores y hosteleros que dependen de su asistencia. Pero tampoco vendrá mal su acumulación a los agricultores de cara a su futuro deshielo, en un invierno que había resultado más cálido y seco de lo habitual, con poca acumulación de manto nivoso.

Además, la nevada sirvió como aliciente para incrementar la dificultad del ejercicio Infierno Blanco, que hasta hoy está desarrollando la Brigada Aragón I en el Pirineo oscense, para entrenar la supervivencia y combate en montaña de la mano del Regimiento de Infantería de Cazadores de Montaña Galicia 64 de Jaca.