La semana avanza y, con ella, nuestra Semana Santa y hoy es uno de esos días marcados en el calendario cofrade con un círculo rojo, hoy es la noche del Encuentro de Jesús Camino del Calvario y la Dolorosa, pero sobre todo, este año, es la noche del Reencuentro, del reencuentro de la ciudad de Zaragoza con el que fuera paso titular del eccehomo desde su fundación hasta 1966. Una fantástica talla de Tomás LLovet, de 1818 -- propiedad de la Sangre de Cristo y restaurada por Francho Almau, pero de los Almau hablaremos luego-- y que formaba parte en su tiempo del paso El balcón de Pilatos.

La efeméride tiene su sentido porque la cofradía del eccehomo celebra el quincuagésimo aniversario de la salida procesional del eccehomo de San Felipe --obra del siglo XV, la más antigua y de mayor valor escultórico de la Semana Santa zaragozana-- y conmemoran tal acontecimiento regalándonos una procesión con ambas tallas.

Un bonito detalle será que, dada su implicación en el barrio del Arrabal y, como homenaje y agradecimiento a los feligreses que, durante los primeros años ayudaban en los varales a llevar el eccehomo, este año serán unos cuantos vecinos de dicho barrio los que empujarán la carroza por sus calles.

Y digo empujen porque este año el eccehomo de San Felipe procesionará en su carroza de ruedas, tal como lo hace el Viernes Santo, mientras que el de Llovet irá en la peana de varales. No sabemos si este acontecimiento se quedará reducido a este año o si la cofradía nos seguirá deleitando algún año más con la presencia de este regalo de Llovet.

SU VÍA CRUCIS, que comenzará a las nueve y media al otro lado del río --según se mire-- en la parroquia de Altabás del Arrabal, es un regalo para el olfato, puesto que esta cofradía tiene a bien el reparto entre todos los feligreses, que a la salida les esperan, de laurel y candelas. Además, decora su paso con ramas de tomillo, laurel y flores campestres. Estos aromas le transportan a uno al mismísimo Gólgota.

Para el oído, es el otro regalo que nos hace el eccehomo. Esta cofradía es la única que toca las matracas de mano --o dobleras-- un instrumento propio de los antiguos Oficios de Tinieblas. El sonido de martilleo acompaña una procesión de gran devoción y recogimiento y de preciosas imágenes por las calles del casco antiguo del Arrabal. Este año acompañará de nuevo a esas matracas un piquete de timbaletas, al igual que el año pasado, cedido por las Siete Palabras, pero este año, con la incorporación de una hermana de la propia Cofradía a dicha sección. Si puede, no se pierda su encierre en San Felipe.

Y como decía Lope de Vega tras el encargo de un soneto por parte de Violante: catorce versos dicen que es soneto; burla burlando van los tres delante... quiero decir, que sin comerlo ni beberlo el eccehomo se ha llevado la mitad de mi columna, espero que el resto de cofradías entiendan que el evento bien lo merece.

El del eccehomo no es el único Vía Crucis de la noche. La Humildad lo hará por la Magdalena a las nueve y media, la Llegada al Calvario, por el barrio Oliver, a partir de la misma hora, mientras que la Crucifixión --que este año ha incorporado a su nombre el epígrafe de "y de la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís"-- lo hará por el barrio de Torrero, a partir de las nueve.

La otra cofradía incardinada en San Felipe, la Humillación, que, como decíamos el otro día, cumple veinticinco años, realizará su procesión de María Santísima de la Amargura, con esta sencilla pero preciosa talla que destila, como bien indica su nombre, pura amargura.

Y les decía al principio de mi soliloquio de hoy que hablaríamos de los Almau, pues vamos con ello. Los Almau son, además de una saga de hosteleros, una saga de cofrades, tal y como dice su slogan Desde 1870, haciendo familia. Hoy, si saca un huequito y quiere tapar el que lleve en las tripas, haga una parada gastronómica en Bodegas Almau, en la calle Estébanes y, como dice un amigo mío, pida "un vinito de esos buenos buenos que tú tienes" y para acompañar, una de sus famosísimas salmueras a la cazalla. Miren que estoy salivando solo de pensar en la que yo mismo me tomaré esta noche.

Es mi paradita oficial justo después de ver pasar por esas calles aledañas a Jesús Camino del Calvario, que habrá salido a las nueve y media desde Santa Engracia para encontrarse a las doce en la plaza del Pilar con la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores, esta habrá salido a la misma hora, pero desde San Cayetano. De nuevo Madre e Hijo se encontrarán cara a cara... a saber qué se dirían en su momento. Abramos los oídos para escuchar lo que nos dicen ahora, en esta actualidad tan convulsa y desorientada.