"Nos hemos quedado con las ganas de poder entrar". Pese a permanecer alrededor de 20 horas retenidos en el aeropuerto de Marraquech tras ser expulsados de Marruecos cuando intentaban llegar a los territorios ocupados en el Sáhara Occidental, los cuatro aragoneses integrantes de la brigada Aragón-Sáhara regresaron ayer por la tarde a Zaragoza, donde fueron recibidos por familias y amigos en la estación.

"Teníamos ganas de regresar, porque cada cosa que nos ha pasado ha sido una soprensa constante, aunque ahora parece que ya hemos olvidado y mantenemos nuestra idea de seguir ayudando al pueblo saharaui", aseguró Irene Bailo, que viajó desde Madrid acompañada por sus compañeros Diego Marín, Raúl Ramón y Laura Soteras.

"Sufrimos presión de las autoridades, que entraron en la cada donde estábamos para trasladarnos al aeropuerto. Ha sido muy duro. Llegó un momento en que teníamos una paranoia constante, porque ya no nos fiábamos de nadie. Creíamos que lo peor que nos podía pasar ya había sucedido, pero siempre había algo más", explicó Bailo.

Pese a la "mala experiencia", la joven destacó "la unión" entre los compañeros. "Apenas nos conocíamos, pero nos hemos ayudado mutuamente y hay momentos que hasta hemos sacado ratos de humor para tirar hacia delante. Nuestro objetivo era el mismo y repito que nos gustaría entrar allí", señaló.