Hemos pedido a la Unesco que anule nuestra propuesta de ampliación de la Reserva de la Biosfera de Ordesa-Viñamala a la cabecera alta del río Gállego, e incluso que estudie recortar su actual límite territorial como castigo al maltrato que se está realizando al lugar con las obras de ampliación de Formigal", aseguraron ayer los catedráticos Eduardo Martínez de Pisón y Pedro Arrojo, del Comité Hombre y Biosfera (MaB) de dicho organismo, encargado de conceder un sello de calidad.

Los dos, junto a una treintena de expertos, políticos y gentes relacionadas con el Medio Ambiente --incluida una representante del Ministerio de Medio Ambiente-- visitaron ayer los trabajos que la empresa Aramón está realizando en el valle de Espelunciecha. El viaje informativo estaba organizado por la Plataforma en Defensa de las Montañas.

El proyecto de Aramón, un plan que se prolongará hasta el 2009, persigue la modernización y ampliación de las cinco estaciones de la empresa, Formigal --que sería la primera--, Cerler, Panticosa, Javalambre y Valdelinares, con un presupuesto global de 198 millones.

La imagen que desde la carretera puede verse del valle es la que ofrecen las palas excavadoras trabajando las 24 horas, los numerosos desmontes y movimientos de tierras que desfiguran la geografía natural del paisaje y un goteo continuo de camiones y coches. Las máquinas comenzaron los trabajos en junio, "pero siguen un control ambiental estricto ejercido tanto por las brigadas medioambientales de Aramón como por las técnicas de regeneración de la montaña que se están utilizando", explicó ayer Eduardo Martínez, director general de Aramón, quien recordó que la estampa que ahora se ve es la propia de unas obras.

"El plan de actuación, que es de cinco años, mejorará mucho el esquí y, desde el punto de vista ecológico, permitirá a la montaña regenerarse", añadió.

LAS CRITICAS "¿Cómo se puede decir que la montaña va a quedar mejor?", se preguntaba ayer Martínez de Pisón, que como catedrático de Geología, habló de "desfiguración de la morfología natural" y de "cirugía del hierro" en el Pirineo. "El modelo de estación que se propone cambia el carácter deportivo de las pistas, que ofrecían una bajada por la ladera de la montaña intentando superar las dificultades naturales", afirmó, por otro lado, Mariano Polanco, de la Plataforma en Defensa de las Montañas, cuyo manifiesto deja claro que no niegan "los efectos positivos de la industria blanca como motor económico de los valles".

Sin embargo, una de las críticas más escuchadas en la visita fue "la especulación urbanística que se crea alrededor de la pistas de esquí, que de por sí no es rentable". La Plataforma ve en el proyecto de ampliación de Formigal "un contrato entre Aramón y el Ayuntamiento de Sallent para un pelotazo ".

El director de Aramón, Eduardo Martínez, contestó ayer que "la rentabilidad de cualquier explotación de esquí sólo da para mantener las instalaciones, no para modernizarlas. Por eso se buscan los recursos fuera, pero siempre de manera controlada". Al respecto, existen voces cada vez más numerosas que afirman que la masificación del turismo de montaña existirá con o sin esquí, y piden por ello un estudio integral sobre el futuro del Pirineo.