La Policía Nacional ha liberado a 16 mujeres de origen nigeriano obligadas a ejercer la prostitución en las calles de Zaragoza durante una operación que ha concluido con la detención de 11 personas pertenecientes a una organización criminal nigeriana de carácter internacional asentada en Europa.

La investigación policial permanece abierta hasta que los agentes localicen y liberen a todas las jóvenes que tienen identificadas para poder ofrecerles los derechos que les asisten como víctimas de trata, según ha informado hoy en rueda de prensa el inspector jefe de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras de Madrid, Pedro Bernardo.

La labor policial ha sido posible gracias a las declaraciones de 9 de las 16 mujeres nigerianas obligadas a ejercer la prostitución callejera en la zona de Plaza Roma de Zaragoza, ya que su testificación permitió abrir la vía judicial en mayo del año pasado.

Estas mujeres, de entre 17 y 25 años, eran captadas en su país de origen aprovechando su precaria situación económica y obligadas a prostituirse bajo amenazas y coacciones hasta que saldaran su deuda, comprendida entre 40.000 y 60.000 euros, ha explicado el inspector jefe de la sección de Extranjería de Zaragoza, Carlos Salicio, durante la presentación de la operación policial.

Todas ellas eran sometidas a largas jornadas de explotación en la calle hasta altas horas de la madrugada y bajo condiciones higiénicas sanitarias precarias y expuestas a todo tipo de peligros, han señalado fuentes policiales.

El dinero obtenido de su explotación sexual debían entregarlo a su madama, una mujer que también sufrió este tipo de explotación en el pasado y que, después de pagar la deuda contraída, ocupaba este puesto de control de las nuevas víctimas dentro de la organización criminal.

Las víctimas estaban "controladísimas" y vivían sometidas bajo un juramento vudú-juju por el que se comprometían a no denunciar a sus explotadores y a pagar la deuda contraída, ha apuntado el jefe del grupo primero de la Brigada de Extranjería de Zaragoza, Miguel Abad.

Según ha señalado, este rito originario de África occidental ha sido una de las principales dificultades a la hora de conseguir las declaraciones de las víctimas, puesto que esta práctica actúa como un mecanismo de control que, a través de amenazas de muerte a ellas o a sus familiares, permite su plena subordinación y obediencia.

De hecho, uno de los detenidos ha sido un hombre que actuaba como líder espiritual en un local en el barrio zaragozano de Las Delicias con el objetivo de fortalecer este rito y "dar un carácter familiar a esta vergonzosa explotación", ha dicho Salicio.

Los once detenidos que ingresaron en prisión son de origen nigeriano y alguno de ellos ya tenía antecedentes en otros países donde opera esta mafia nigeriana como Italia, Dinamarca o Noruega.

Después de que esta organización captara a estas mujeres en su lugar de origen, las trasladaban vía terrestre por territorio africano hasta Libia, donde eran internadas en campamentos y custodiadas por un miembro de la organización.

La siguiente fase era su traslado a Italia en pateras y una vez allí, otros miembros de la organización se encargaban del traslado a España, concretamente a Zaragoza, donde las mujeres eran reubicadas en pisos habilitados tanto para su alojamiento como su encuentro con clientes.

Esta operación se enmarca dentro del Plan de la Policía Nacional contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual, puesto en marcha en 2013 y que dio lugar a la creación de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos, adscrita a la Comisaría General de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional.