Son enfermeras y médicos, pero no trabajan en hospitales sino en residencias de ancianos y centros de disminuidos psíquicos de Aragón. Son cerca de un centenar, pero no dependen del Servicio Aragonés de Salud sino del Instituto Aragonés de Servicios Sociales. Y aseguran estar discriminados tanto profesional como laboralmente del resto de sanitarios de Aragón.

Este colectivo critica a la Administración por no favorecer su movilidad laboral y por no valorar del mismo modo su trabajo con los ancianos enfermos con el que se presta a los pacientes de los hospitales o de los centros de salud.

"El personal sanitario del IASS vivimos una situación insostenible y se ha convertido en una olla a punto de ebullición", denuncia Mercedes Planas, enfermera de la residencia de tercera edad de Movera, junto a un numeroso grupo de compañeros.

Hace ahora un año, profesionales de este mismo centro ya destaparon la situación de "condena y ostracismo" a la que estaba sometido el personal sanitario de los Servicios Sociales, por no poder optar a procesos de movilidad como el resto de compañeros de la sanidad aragonesa.

Desde la Dirección General de la Función Pública se les indicó en ese momento que la solución a dicha inmovilidad pasaba por el cambio del régimen jurídico laboral al del funcionario. La administración les aseguró también que se realizarían dos convocatorias pendientes para hacer efectivo este proceso.

Sin embargo, con la segunda de dichas convocatorias en marcha, y a las puertas de convertirse en funcionarios, estos profesionales sanitarios se enfrentan a un segundo obstáculo. "Al haberse aprobado el decreto por el que todos los puestos de la Administración sanitaria van a ser estatutarizados, nos vemos ahora de nuevo, no solo el personal laboral sino también el personal funcionario del IASS, fuera de la posibilidad legítima de movilidad que tienen todos los trabajadores", critican.

Por si no fuera suficiente, este colectivo se siente también discriminado en cuanto a la consideración de su trabajo. "La Administración no tiene claro si nuestras funciones son o no de carácter sanitario, pese a que nuestra tarea es idéntica a la de nuestros homólogos del Salud, si bien ampliada con aspectos sociales lo que hace que dicha atención sea mucho más integral", puntualizó Planas, portavoz circunstancial de este grupo que de forma espontánea ha querido denunciar la situación en que se encuentran.

Estos profesionales sanitarios aseguran que su situación ha empeorado además con la separación entre el Departamento de Salud y el de Servicios Sociales. "Nos han dejado fuera, totalmente aislados y sin posibilidades claras de acceder a ninguna mejora, ni profesional, ni salarial, amen de inmovilizarnos para siempre en nuestro Harlem particular", lamentó Mercedes Planas.

Estos ATS y médicos que trabajan en residencias de tercera edad o en centos de disminuidos psíquicos aseguran sentirse el patito feo de la sanidad aragonesa, cuando precisamente los ancianos son uno de los colectivos con mayor demanda de asistencia sanitaria. "Insisten en que nuestros pacientes no son enfermos, sino mayores, ponen en duda nuestra profesionalidad, cuando nuestro trabajo que es por definición, sanitario".

Los profesionales sanitarios del IASS aseguran que su sentimiento de "frustración y de abandono" va en aumento, ante la pasividad de la Administración. De ahí que soliciten a la DGA una mayor apuesta por mejorar la calidad asistencial, con más medios, mayor reconocimiento de su trabajo y de sus condiciones laborales, para que "la olla en ebullición" no se desborde.