Todo estaba listo en el Campo de Borja para el comienzo de la vendimia. Pero nadie esperaba la granizada que el pasado lunes por la tarde arrasó las vides y otros cultivos de varios municipios, en una franja que incluye Agón, Fréscano, Bisimbre, Borja y Magallón.

La pedregada, que cayó por la tarde y llegó acompañada de un viento huracanado que sopló a 80 kilómetros por hora, dejó acumulaciones de granizo de 40 centímetros de altura y se recogieron del orden de 30 litros por metro cuadrado, 50 en algunos puntos, en solo cuestión de 25 minutos.

En total se vieron afectadas unas 300 hectáreas de viñedo y el equivalente a un millon de kilos de uva, según indicó Eduardo Ibáñez, presidente de la Denominación de Origen Campo de Borja. "Cayeron granos de granizo del tamaño de pelotas de pimpón", comentó Ibáñez, que indicó que la uva más afectada era de la variedad garnacha.

GRAVES DAÑOS

El presidente de la comarca, Eduardo Arilla, visitó la zona afectada por el paso de la tormenta, donde también se produjeron daños en otros cultivos, como el olivo, la almendra, el maíz y el brócoli.

"Los daños en los campos son bastante mayores de lo que creímos en un principio", manifestó ayer Juan Carlos Yoldi, alcalde Agón. "Y, para colmo, el granizo afectó más a las huertas del río Huecha que al secano", añadió.

"En algunas zonas da pena ver los viñedos: no ha quedado más que el sarmiento", aseguró Yoldi, que señaló que ahora se abre un proceso para valorar la envergadura de los daños. "Habrá que solicitar ayudas de las instituciones", continuó el alcalde de Agón.

RETRASO

El pedrisco del lunes, en realidad, no hizo más que agravar el mal estado de las cosechas en el Campo de Borja, que desde el pasado mes de mayo ha sufrido el paso de tres tormentas devastadoras, que se elevan a cuatro si se retrocede hasta el año 2013. "Hacía tiempo que no pasaba nada así, pero ahora las pedregadas llegan encadenadas", afirmó Yoldi.

En los cascos urbanos de los pueblos los daños no son tan graves. Pero aun así en muchas casas la piedra destrozó las persianas y algunas tejas. El pedrisco cubrió las calles y los campos adyacentes y produjo un efecto similar al de una nevada.

Ahora, según Eduardo Ibáñez, será preciso posponer el comienzo de la vendimia, dado que el agua caída ha penetrado en la tierra y ha incrementado la humedad.

La denominación prevé para este año una cosecha de 30 millones de kilos, 12 más que el año pasado, en el que hizo un tiempo que redujo la producción a unos 18 millones de kilos, según informó ayer la agencia Efe.

En los próximos días, los sindicatos agrarios mantendrán reuniones y realizarán estudios para determinar el importe de los daños producidos por el pedrisco, así como las zonas donde se han registrado los más importantes destrozos.