La Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó el pasado jueves 3 de abril a las 23.02 (hora peninsular) el Sentinel 1A, el primero de los cuatro satélites que conforman el proyecto Copérnico de observación terrestre. El ojo que todo lo ve ya está en órbita. Y el padre de este juguete se llama Ramón Torres y es de Pedrola.

"Las últimas seis semanas de trabajo han sido muy intensas y realmente el último día no pude dormir nada. Pero no se lanzan satélites al espacio todos los días". Ramón Torres se muestra entusiasmado al otro lado del teléfono de su domicilio holandés, recién llegado del puerto espacial europeo de Kourou, en la Guayana francesa, desde donde partió la nave rusa Soyuz que transportaba el aparato centinela.

El placer es mayor tras haber vivido un gran momento de tensión al día siguiente del lanzamiento, cuando el centro de control recibió la alerta sobre el riesgo de impacto con el satélite Acrimsat, un aparato de la NASA en desuso que vaga por el espacio sin combustible. Al final, una maniobra durante diez horas que se ejecutó en 39 segundos evitó el choque.

Rebasado el medio siglo de vida, este ingeniero zaragozano, que se quedó a un paso de navegar por el espacio, ha acabado tocando el cielo con sus dedos después de encabezar uno de los proyectos más ambiciosos de una agencia espacial.

Información abierta

La humanidad cuenta desde hace solo unos días con una potentísima herramienta de observación del planeta Tierra que está llamada a provocar una revolución tecnológica en la tarea de la vigilancia medioambiental. El proyecto se prevé de un coste de 5.000 millones de euros.

Sentinel 1A, al que en el 2015 se unirá un segundo aparato que multiplicará su capacidad de observación, servirá información abierta y en bruto a las empresas que la quieran explotar mediante un radar de apertura sintética que realizará un barrido sistemático de la superficie terrestre. "Aunque sea de noche o esté nublado el radar nos permitirá observarlo todo", resalta Torres. Los principales objetivos de la misión son servir de apoyo a los servicios de seguridad y emergencia así como analizar la evolución del clima.

Su estudio de tierra firme permitirá analizar los movimientos del terreno (como los hundimientos que sufre la ciudad de Venecia). En la zona marítima próxima a la costa, escrutará el tráfico marítimo y las posibles actividades ilegales. Y, en mar abierto, realizará un muestreo que ofrecerá información sobre las mareas, el nivel del mar y el grosor del hielo para trazar rutas seguras para los barcos. "Con esta aportación en funcionamiento, habríamos sabido qué ocurrió con el avión de Malasia desaparecido", comenta Torres.

El pueblo de Pedrola no fue ajeno a la hazaña de su paisano. "El auditorio se llenó para seguir en directo el lanzamiento y conectamos en directo. Fue muy emocionante poder compartir con ellos esta experiencia", recuerda Torres.

Su labor en la Agencia Espacial Europea ha despertado la curiosidad y el entusiasmo entre sus vecinos: "Desde que me metí en esto siguen muy de cerca este mundo. De golpe en Pedrola se habla del espacio. Eso es muy importante. Es un acicate para los niños, que tanto se emocionan cuando hablan de estas cosas", destaca el zaragozano.

Ramón, al que le quedan tres meses de seguimiento y control de Sentinel 1A antes de centrarse en el próximo lanzamiento del siguiente satélite, todavía recuerda con orgullo cuando quedó como reserva tras haber alcanzado la última fase de la selección de astronautas de la misión europea. "Esa espina me la quité cuando presencié el lanzamiento de mi amigo Pedro Duque. Con él también subió una parte de mí al espacio. Ahora, con la edad que tengo y visto lo que hemos hecho, esto me parece más importante. Este proyecto va ser toda una revolución para la humanidad", remata.