La Audiencia Provincial de Zaragoza juzgará próximamente a un vecino de Zaragoza, L. F. P. G., al que sus inquilinos acusan de haber abusado de su hija de cinco años por lo que piden para él diez años de prisión, otros cinco de alejamiento de la menor y 6.000 euros de indemnización. La Fiscalía apoya la petición, aunque rebaja la indemnización a 1.000 euros.

Los hechos tuvieron lugar hace unos meses, en el domicilio del acusado. Este había alcanzado un acuerdo con los denunciantes, por entonces sus amigos, para que estos le hiciesen una reforma en casa. A cambio, él les pagaba cierta cantidad de dinero y el resto dejándoles vivir en su casa durante cuatro meses, ante su aparente falta de recursos económicos.

El acuerdo lo alcanzaron en febrero, y fue en junio cuando, tras una tarde en la que el hombre se quedó solo con la niña, y su propio hijo --también de cinco años--, sus inquilinos le denunciaron por haber introducido un dedo en la vagina de su hija. Fue encarcelado durante siete meses, hasta que, recientemente, pudo salir en libertad.

CONFESIÓN

El hombre confesó ante la Policía que sí había abusado de la niña, aunque posteriormente se retractó, y aseguró que lo hizo por temor, al haberse quedado en casa su mujer y su propio hijo pequeño con los denunciantes.

Y es que estos, aunque enviaron a la niña a su Rumanía natal con unos familiares, siguieron viviendo en la casa durante dos meses más hasta que decidieron abandonarla.

El abogado del acusado, Óscar Espinosa, sostiene que la acusación de los padres de la menor no se sostiene y fue "interesada" para poder seguir residiendo en la casa más tiempo.

Argumenta que la confusión del hombre, como él dijo después, fue motivada por el miedo, además de haber acreditado psicológicamente que padece un ligero retraso mental y una personalidad altamente influenciable.

Sobre las lesiones acreditadas de la niña, expone, por el momento basado en los testimonios del acusado y su mujer, que la niña padecía frecuentes picores por todo el cuerpo, e incluso que en ocasiones sus padres tuvieron que llevarla al hospital para tratarlos, por lo que cabría pensar que se autolesionó al tratar de aliviarse.

Además, expone que el hijo del acusado, de cinco años, también fue interrogado y expuso que no vio nada raro aquella tarde, y que la niña no se quejó de nada tras estar a solas con su padre.

Además, arguye que los informes de los peritos judiciales han acreditado que la niña no padece secuelas psicológicas fruto de los presuntos abusos. Por todo ello, solicita la absolución.