La Brigada de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón entregó ayer su informe ante la magistrada que investiga la muerte de un bebé en Zaragoza, supuestamente a manos de su madre. En el atestado, la Policía Nacional señala que la menor, de 17 años, pudo cometer un homicidio por imprudencia cuando dio a luz, a solas, en su domicilio del barrio de San José el pasado martes.

Los agentes se basan en la autopsia realizada por el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) en la que se afirma que, aunque no se observan señales de asfixia ni de hematomas, se observa una etiología violenta. La niña nació viva, puesto que en los pulmones no había líquido, sino aire.

En dicha necropsia, los forenses resaltan que se hizo un mal corte del cordón umbilical que se pinzó de forma precaria.

Y es que la menor no había comunicado a su familia que estaba embarazada porque, según su declaración ante la Policía, ni ella sabía que lo estaba. Las fuertes contracciones las confundió con un fuerte dolor de estómago.

Los abuelos de la joven fueron los que dieron la voz de alarma, si bien los servicios sanitarios que se acercaron al domicilio familiar no pudieron hacer nada por la vida del recién nacido.

Al tener que ver con una niña, la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza se inhibió a favor de su compañera de Menores.