Dejando a un lado las acusaciones de que «Cs es un partido irrelevante con 10 diputados» por parte de los socialistas o la de que «el PSOE ha pactado con los bildu-etarras» en el Gobierno de España por parte de Cs, el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado el presupuesto del 2020. Esto tiene su parte buena y su parte mala. Según a quién se mire.

Yendo al grano y resumiendo, la capital aragonesa dispone este año de 801 millones entre los que hay 54 (un 8% más que en el 2018) para políticas de acción social y 47,5 (un 15% más) para mejorar los servicios públicos, hasta ahora infradotados. Así lo ha explicado la concejala de Hacienda, María Navarro, que ha admitido que no es un presupuesto expansivo, sino de «equilibrio» porque hay cien millones de deuda y las arcas municipales no dan para más.

Entrando en harina, el largo debate ha vuelto a ser bronco, tenso, crítico y con un único triunfador: Vox, porque se ha convertido en el protagonista del primer proyecto presupuestario de Azcón como alcalde y ha conseguido que solo se hable de sus propuestas.

Navarro no lo tenía fácil porque actuaba en un recinto abarrotado de representantes de diversas entidades sociales cabreadas por la supresión de varios convenios (ahora esos servicios pasarán a ser de concurrencia), con los cambios en las ayudas de urgencia (que según el Gobierno no son tales) y con las concesiones a Vox.

Esto no va de números

Quizá por eso ha repetido una y otra vez ante este público tan exigente que nunca antes Zaragoza había contado con más de 50 millones en materia de Acción Social. «Es histórico», ha incidido para rebatir a la oposición que le acusó de recortar y de olvidarse de los más vulnerables. «Cómo van a ser antisociales si es la cuantía más alta», ha insistido. Pero hoy se hablaba más de principios que de números.

La izquierda se ha alejado de los datos para centrarse en la semántica y se ha mostrado especialmente dura con el Gobierno de la ciudad por haber accedido a incluir la violencia «intrafamiliar» en el servicio de atención a víctimas de la violencia de género. Ahora ya no aparece ni la referencia a la «mujer», como le ha reprochado la portavoz del PSOE, Pilar Alegría, a la responsable de las cuentas. «¿Quiénes son las víctimas de la violencia de género más que las mujeres?», le ha respondido Navarro.

Una concesión ideológica que no se queda ahí, porque por si fuera poco, Vox también ha conseguido sacar adelante una oficina para la atención a mujeres embarazadas, lo que para la izquierda es «un chiringuito antiabortista» y meter un tijeretazo de 500.000 euros a las ayudas en Cooperación.

Herrarte ha justificado estas cesiones diciendo que el servicio de ayuda a víctimas de la violencia de género e intrafamiliar se completa, y que además cuenta con 50.000 euros más. Argumento parecido al que utilizó el portavoz de Vox, Julio Calvo, que dice que así, el resto de afectados de la violencia doméstica tendrán «más visibilidad». «No lo entiende», le dicho Alegría. «Ustedes han venido aquí para dinamitar lo que hemos conseguido en estos 40 años. La violencia machista existe y asesina, como a las siete mujeres en este enero negro, y esa violencia solo es contra las mujeres por el hecho de ser mujeres», ha añadido.

Aunque parezca raro, de esto iba el debate presupuestario que no se utilizó para hablar de proyectos, ni de inversiones, ni de cómo avanzará la ciudad, sino de su «retroceso».

«Antes cuestionábamos si se incluía un proyecto u otro, qué era lo más novedoso, y ahora solo de qué política social van a recortar». Así lo ha resumido el concejal de ZeC, Alberto Cubero, que aseguró que «la única inversión que va a llegar a los barrios son bloques de pisos en beneficio de los constructores». Por no hablar, no ha salido a la palestra ni La Romareda.

Los dos únicos proyectos en distritos mencionados fueron la prolongación de Tenor Fleta o la reforma en la antigua fábrica de Giesa. Ninguno más, salvo generalidades como que se aumentará la inversión para arreglar aceras, calzadas o las luminarias. Y eso que la ciudad está de celebración porque el Banco de España ha reducido la deuda computada del tranvía en 62 millones. Aún así queda una losa de 123. «Una excelente noticia», ha asegurado Navarro, fruto de una negociación del Gobierno PP y Cs que empezó por retirar el contencioso-administrativo iniciado por el Gobierno de ZeC.

El de Podemos, Fernando Rivarés, que no ha admitido el mérito de Navarro, le ha instado a aprovechar la reducción de la deuda para pedir préstamos e invertir en los barrios. Pero no, como dicjo la concejala de Economía, Carmen Herrarte, este es «el Gobierno de la prudencia» y por ahora no tiene previsto acudir a los bancos. Quizá otro año.

Y así, durante un buen rato en el que nadie se preocupó de los 801 millones.