Más de la mitad de los aragoneses se levanta cansado al inicio de la primavera al alargarse más los días, según una encuesta realizada por la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca) destinada a analizar los efectos del cambio de estación en la población, englobados en un trastorno conocido como la astenia primaveral. Esta se caracteriza sobre todo por la presencia de cansancio físico y psíquico y para combatirlo, la organización recomienda mantener una dieta rica y variada y practicar ejercicio de forma regular. Además, puede resultar útil la toma de preparados farmacéuticos de jalea real que ayudan a mejorar la sensación de vitalidad.

La llegada de la primavera implica la subida de temperaturas y la modificación de horarios. Esto hace que el organismo se resienta, tanto, que el 43% de los aragoneses afirman notar más cansancio con el aumento de horas de luz y casi la mitad tiene problemas para conciliar el sueño, según la encuesta. «Esto se debe a que nuestros ritmos circadianos se ven alterados y se altera así el ritmo de vigilia y sueño, provocando una inadaptación laboral y personal», explica el doctor Juan Carlos Ocaña, profesor de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Alcalá y miembro del Grupo de Trabajo de Fitoterapia de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Además, «como anochece más tarde, nuestro cuerpo desconecta más tarde que con el horario anterior, lo que resta horas de sueño, que ya de por sí son pocas», subraya.

Otro aspecto que se ve alterado cuando llega la primavera es la alimentación. Así, cuatro de cada diez aragoneses cambia sus hábitos respecto al invierno, según la encuesta de la Sedca. Los expertos sostienen que no conviene abusar mucho de ensaladas «puesto que estaremos desperdiciando los antioxidantes de las verduras que se consumen cocidas».

Por otro lado, la sensación de fatiga y cansancio propia del inicio de la primavera, pueden llevar también consigo efectos en el apetito. Uno de cada cuatro aragoneses nota falta de hambre cuando cambia el tiempo. Pese a la importancia de seguir el patrón de dieta mediterránea y no saltarse ninguna de las cinco comidas diarias necesarias, menos de la mitad de los aragoneses toma algo a media mañana y media tarde.

Aunque la sintomatología de este trastorno es leve y pasajera, «es conveniente seguir una serie de cuidados encaminados a equilibrar nuestra alimentación, tener un buen descanso y practicar ejercicio diario de al menos 30 minutos», explican los expertos, que recomiendan la jalea real, aunque solo el 8% de los aragoneses la toman en la actualidad.