Jaca está sumergida en una de sus fiestas más tradicionales, el Viernes de Mayo, que conmemora una victoria sobre las huestes musulmanas acaecida en torno al año 758, hace casi trece siglos.

Ayer se inauguró el XI Mercado Medieval, una iniciativa que se ha ido ligando al Primer Viernes de Mayo porque comparten una misma temática desde distintos ángulos: el comercial y el histórico. También se hizo entrega de la distinción de Hijo Adoptivo a Domingo Buesa y el Sueldo jaqués a la Madres Benedictinas que llevan 459 años en la ciudad.

La batalla del 758 pertenece a un pasado tan remoto que se pierde en una espesa bruma de historia y leyenda en la que es difícil distinguir la realidad de la ficción. Esta lucha en la primera Edad Media dio lugar muy pronto a una celebración religiosa y popular que, con mayor o menor intensidad, se ha mantenido a lo largo del tiempo. Una generación tras otra de jaqueses ha conocido esta fiesta.

El Primer Viernes de Mayo se ha convertido, por azares del calendario, en un foco de atracción turística a caballo entre la Semana Santa y los meses de calor. Miles de visitantes se trasladan cada año a Jaca para asistir a este acontecimiento. Y su número crece en cada edición, no solo porque es fácil que coincida con un puente festivo, sino también debido a la autenticidad y a la gran calidad del espectáculo, que ha ganado en color y en fidelidad medieval.

La conmemoración es realmente una recreación histórica que antecede a la mayoría de las que se celebran en Aragón. Y que cada año adquiere más auge. Esta edición, la del 2014, empezó realmente el 22 de abril, con una exposición sobre el tema de la Presencia del cortejo histórico en fiesta, a la que han seguido charlas, homenajes y juegos aragoneses tradicionales. Hoy, a las nueve de la mañana, se concentrarán ante el ayuntamiento el cortejo histórico y las escuadras de labradores y artesanos, que desfilarán a continuación hacia la ermita del llano de la Victoria, en el paraje de las afueras donde tuvo lugar la batalla.

Justo a mediodía, tendrá lugar uno de los momentos culminantes: la entrada triunfal del conde Aznar Galíndez y sus huestes, que regresan victoriosas de la batalla frente a los moros. Una victoria en la que desempeñaron un papel fundamental las mujeres, dado que aparecieron de repente en el combate, armadas con todo tipo de utensilios de cocina.

Terminado el desfile, la fiesta alcanza su cénit con el canto de la salve ante la catedral y, sobre todo, con el himno de la ciudad que centenares de personas entonan poco después ante el edificio del ayuntamiento, en la calle Mayor. El día deparará más actividades, como la apertura del mercado medieval, una partida de ajedrez en la plaza de Biscós y una verbena en el mismo lugar a las 19.30.

Y siendo el viernes el pórtico de un puente festivo en toda España, la celebración del Primer Viernes de Mayo se prolongará el sábado y el domingo, con varias verbenas y una gran traca motera, una apoteosis de ruido.