La escuela pública no ha acogido con satisfacción la decisión del Departamento de Educación de adelantar a junio la celebración de las pruebas extraordinarias en FP con el fin de que los alumnos que suspendan las ordinarias no tengan que esperar a después del verano para matricularse en un grado y no hacer lo propio con los de Secundaria. A la indefinición de los sindicatos se une las críticas de padres y alumnos que no acaban de compartir la medida.

Así, la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fapar) mostró su malestar por la adopación de la medida «sin haberse debatido previamente en la mesa de familias» y, además, considera que este cambio no favorece a los alumnos que están cursando 4º de ESO «puesto que los que se vean abocados a ir a las pruebas extraordinarias en septiembre no tendrán las mismas oportunidades para acceder a los ciclos formativos», indicó Flor Miguel, presidenta del colectivo.

En cualquier caso, Fapar reitera su rechazo a este tipo de pruebas extraordinarias - popularmente conocidas como exámenes de recuperación- «porque contradicen la evaluación continua que pensamos debe ser la que evalúe a nuestros hijos por ser la más equitativa y justa» y confía en su desaparición. Mientras tanto, «vamos a seguir insistiendo en la necesidad de trasladarlas al final del curso escolar y no en septiembre».

Los padres esgrimen que existen argumentos y razones fundamentadas para ello, entre los que incluye que «las dificultades que se plantean dentro del sistema educativo deben resolverse por el mismo sistema, no descargando la responsabilidad de su solución exclusivamente en las familias y menos en el alumnado». Por ello, entiende que «deben arbitrarse las medidas para que el propio centro pueda organizar los apoyos necesarios a este alumnado que garanticen así la igualdad de oportunidades».

DESCANSO // Fapar añade, en este sentido, que estas pruebas «deben realizarse por el profesorado del alumnado, ya que este es quien conoce a nuestros hijos y quien se encuentra en condiciones óptimas para evaluarlo» y defiende la necesidad de que los estudiantes tengan «un descanso» destinado a «poder afrontar el curso siguiente en condiciones óptimas de superarlo con éxito».

Por su parte, los alumnos tampoco acaban de ver con buenos ojos el adelanto a junio de las pruebas correspondientes a FP, aunque admiten cierta «división» en este asunto. «Por un lado, en FP y universidad creemos que los septiembre vienen bien para aquellos alumnos que trabajan y aprovechan el verano para recuperarlas, aunque en ESO y Bachillerato es donde tenemos más dudas. Tendríamos que hacer comparaciones entre aprobados en septiembre con los finales de junio», apunta Rubén Sanz, portavoz del sindicato ADEA (Asociación de Estudiantes de Aragón).

Para los jóvenes, uno de los problemas reside en que «en septiembre quien pueda acceder a academias de apoyo tendrá ventaja y, por otro lado, muchos alumnos de Bachillerato se organizan igual que los de universidad y FP dejando materias para septiembre», por lo que reiteran que «así como en FP y universidad sí que nos parece mejor hacerlos en septiembre, en ESO y Bachillerato no tenemos una posición clara».

ADEA apuesta, en cualquier caso, por «aprovechar el adelanto a junio en FP para ver si hay más suspensos o aprobados que cuando eran en septiembre, y si mejoran los resultados plantearse trasladar ese cambio también a la ESO».