«Vamos cayendo como fichas de dominó». Lo dice Pepe Ginés, vecino de Andorra y pastelero de profesión, quien lamenta la constante pérdida de población en la comarca minera por el progresivo desmantelamiento del carbón y la falta de oportunidades. «Los que queremos quedarnos no tenemos sitio para poder hacerlo por falta de trabajo, medios y recursos», se queja Sara Tomás Galve, hija y nieta de mineros. «En mi cuadrilla, de unos 25 que seremos, más o menos 15 o 16 están fuera», asegura Victor Puig, un joven vecino de la villa minera.

Son algunos de los testimonios turolenses que recoge el documental El lado oscuro del carbón, producido por Greenpeace. La organización ecologista eligió ayer Zaragoza para presentar por primera vez este emotivo trabajo audiovisual, con el que pretende poner de relieve los impactos medioambientales, sociales y en la salud que provoca este negro mineral.

Para documentar las consecuencias de su quema y producción, un equipo de periodistas y documentalistas ha recorrido cuatro de los puntos emblemáticos de la geografía carbonera de España, entre ellos Teruel. Activistas, médicas, exmineros y habitantes de estas zonas dan diferentes sus puntos de vista.

La parte aragonesa de la película se centra en describir el declive social de los municipios vinculados al carbón y reivindicar alternativas verdes para su reactivación económica. Así, Olga Estrada, coordinadora del Centro de Estudios Ambientales (CEA) Ítaca de Andorra concluye que el ocaso del carbón «es la crónica de una muerte anunciada». Ante este panorama, apela la unidad política y social para que «a partir de ya nos planteemos una diversificación del medio rural» basada en la «sostenibilidad». «El motor de toda esta parte de Teruel es la centra térmica y todo lo que conlleva. Motorland no nos salva, necesitamos algo que intente arreglar un poco Andorra, Alcañiz y por ende todos los pueblos que están alrededor, que se están quedando prácticamente vacíos», reclama Ginés.

En el documental también aparece la alcaldesa de Andorra, Sofía Ciércoles (IU), así como Sofía Serrano, nieta de minero y autora de una tesis de máster sobre alternativas al carbón de Teruel. «Tenemos la oportunidad para renacer el territorio y hacerlo fuerte», asegura esta última.

Este trabajo «es un motivo más para el Gobierno y las empresas planifique el cierre del carbón antes del 2025, algo que es técnicamente viable», explicó a este diario Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, quien urgió a Endesa a jugar «un papel proactivo» en la transición energética y la diversificación de Andorra. Nuño puso el acento en las consecuencias sobre la salud que tiene la central turolense, a la que culpó de 570 muertes prematuras en el 2015, según un estudio de la plataforma europea Un Futuro Sin Carbón (Europe Beyond Coal).