El cierre masivo de oficinas bancarias ha sido una de las caras más visibles de la reestructuración del sector financiero español, donde los sucesivos procesos de fusión han reducido drásticamente el número de entidades. Una de las consecuencias más temidas era que las zonas más despobladas se quedaran sin acceso directo a estos servicios. Aragón, sin embargo, ha podido capear este riesgo gracias a que mantiene un sistema bancario propio con tres enseñas en su poder: Ibercaja, Caja Rural de Aragón (Bantierra) y Caja Rural de Teruel.

Gracias a su arraigo, el problema de la exclusión financiera en los municipios aragoneses sigue siendo bajo, al contrario de lo que ha ocurrido en otras comunidades autónomas. Solo el 4,6% de los aragoneses vive en municipios sin presencia física del sector bancario. En esta situación hay exactamente 423 pueblos, pero casi la mitad tienen menos de 100 habitantes. Y eso, a pesar de que en la última década han desaparecido en este territorio el 42% de las oficinas que había en el 2008, al pasar 1.807 a 1.043, es decir, han bajado la persiana un total de 764 sucursales.

La pervivencia del servicio financiero en los pueblos se debe en gran medida al perfil social de las tres entidades aragonesas. Al tratarse de una antigua caja de ahorro (Ibercaja) y dos cajas rurales (Bantiera y Teruel), están tradicionalmente más vinculadas a sus territorios de origen y gozan de una mayor vocación de inclusión financiera de la población.

El ejemplo de estas dos últimas es especialmente significativo. Tienen oficinas o cajeros automáticos en más 200 pueblos de Aragón. En concreto, Bantierra está presente en 153 localidades de la comunidad -además de en una veintena más de La Rioja y Lérida-. Casi todas estas poblaciones pertenecen a las provincias de Zaragoza y Huesca -salvo dos de Teruel-, de donde son originarias las entidades (Multicaja y Cajalón) que crearon el grupo en el 2012. Hay 40 que tienen menos de 500 habitantes y algunos municipios no llegan siquiera a los 300 vecinos, como Castiliscar, Cervera de la Cañada, Codo, Bailo, Alcalá de Gurrea o Sesa, entre otros

Vocación social

«Estamos comprometidos con el territorio, con nuestros pueblos, colaborando con la sociedad para dinamizarlos y asesorando a la ciudadanía en sus inversiones y gestión de sus ahorros», destaca el director de Negocio de Bantierra, José Luis Larragay. En cuanto al riesgo de exclusión financiera en el medio rural, considera que la comunidad se encuentra «razonablemente bien» respecto a otras de nuestro entorno, pero cree que «no debe de hacernos caer en la autocomplacencia». En este sentido, ensalza labor de su entidad: «El servicio y compromiso con el medio rural y las pequeñas poblaciones lo llevamos en el ADN del Grupo Caja Rural».

La Caja Rural de Teruel está presente en 62 localidades de esta provincia -en once es la única entidad que presta servicio-, con lo que cubre el 83,2% de su población. Cabe destacar que 25 de estos pueblos tienen menos de 500 habitantes. Presta además atención por otros medios en 51 municipios más, con lo que su radio de acción alcanza al 91% de los turolenses. «La práctica totalidad de los municipios de Teruel, directa o indirectamente, tienen acceso rápido y fácil a nuestras oficinas y empleados», asegura el director general de la Caja Rural de Teruel, José Antonio Pérez Cebrián. «En un modelo bancario donde el número de entidades financieras de carácter social han disminuido drásticamente, las cooperativas de crédito van a ser claves en evitar la exclusión financiera en el mundo rural», subraya.

Ibercaja, por su parte, es la única entidad financiera en otras 75 localidades aragonesas.