Quién dijo que los miércoles son aburridos en Zaragoza? Seguro que el de esta semana que finiquitamos con puente inmaculado no. En escasos doscientos metros, a la misma hora, compitieron en sana lid dos grandes de la cultura patria. Margarita Barbáchano prefería el mármol ajedrezado del hall del Principal y su toque de cálido terciopelo para convocar a sus fieles. ¿Quizá le recordaría un lujoso y neoclásico lobby de gran hotel? O quizá es una cita fetiche recurrente, ya que mismo lugar, mismo mes, mismo día de semana y misma hora fueron escogidos hace tres años para presentar los cuentos de sus mujeres invisibles. Este miércoles, a la Barbáchano la descubrí ágil y poderosa como su nueva heroína Violeta, quizá perfumada de sal y bruma atlántica con intenso aroma a café. Una pócima evocadora y salvaje de dos mundos que supo transmitirnos a través de la siempre impecable María José Moreno, quien logró que deseáramos a toda costa atravesar las páginas como malezas selváticas y descubrir el imán secreto de ese Gran Hotel del Salto, que tanto disfrutaron el escritor Juan Bolea, periodistas como Luis Granell y Plácido Díez, o su orgulloso editor de Ediciones B, Ernest Folch.

Y de un salto también me trasladé como tripulante de una máquina del tiempo a la austera y románica corte del Imperator Totius Hispaniae, el leonés Alfonso VII, y de la mano nada menos que de un genio de la comunicación artístico histórica, José María Pérez Peridis, quien aceptando la invitación de Domingo Buesa como presidente de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, abrió las ventanas de su nueva obra Esperando al Rey, reciente Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio. Peridis firmó una larga fila de libros, ya que, como buen medievalista, lanzó la terrible amenaza a no traspasar las puerta del Paraíso si no disponíamos de su libro. Oye: ¡mano de Santo! A carcajada limpia nos agolpamos ante el puesto del librero, y con un cariñoso autógrafo, volví a galope al sarao de la Barbáchano. Ella seguía con estupendo cava Bordejé, agasajando a los huéspedes del Gran Hotel del Salto.