El consejero municipal de Economía y Cultura, Fernando Rivarés, ha defendido que ha "salvado" al Ayuntamiento de Zaragoza de la "quiebra" y sentado las bases de un nuevo modelo cultural, pese a las "zancadillas" de la oposición y de la "nula colaboración" del Gobierno de Aragón en estas dos áreas.

En un encuentro con los medios de comunicación para hacer balance de la legislatura, Rivarés ha sido muy crítico con la relación con la DGA, donde solo se han hecho "a medias" las actuaciones en materia de turismo, gestionadas por CHA desde el Pignatelli.

En este sentido, ha lamentado que no se produzca la comisión bilateral entre Gobierno de Aragón y Ayuntamiento por el desacuerdo en torno al Impuesto sobre la Contaminación de las Aguas (ICA), de lo que ha responsabilizado exclusivamente al presidente Lambán.

Especialmente crítico se ha mostrado con la "actitud militante" del consejero de Hacienda, Fernando Gimeno, exconsejero municipal de la misma área, que conocía "perfectamente" las necesidades de la ciudad y con quien las relaciones han sido "imposibles".

En este sentido, ha resaltado que el Consistorio solo ha recibido 8,9 de los 38 millones correspondientes a la deuda del tranvía o que el Gobierno autonómico no paga la capitalidad o las distintas prestaciones de acción social o dependencia que se prestan desde el ámbito municipal.

Tampoco ha habido colaboraciones estables en materia cultural, donde el Ayuntamiento ha debido hacer todo "a pelo", ha denunciado el consejero, quien ha destacado que, por ejemplo, el Auditorio de Zaragoza es el único de España que sale adelante únicamente con el impulso municipal.

La directora general de Economía, Ana Sanromán, ha complementado los datos ofrecidos por Rivarés con otros como que "nada más llegar" tuvieron que acudir "corriendo" al Fondo de Impulso Local para pagar cerca de 100 millones de euros en sentencias condenatorias, a lo que había que sumar infradotaciones por otros 55 millones de euros en servicios públicos como el autobús urbano o parques y jardines, que en julio agotaban sus partidas.

Ha relatado cómo cada día se agolpaban en las puertas del despacho "personas que querían cobrar su facturas" y ha asegurado que "el Gobierno que venga se va a encontrar con una situación muy distinta".

Además, ha querido recalcar que el Ayuntamiento de Zaragoza no ha subido los impuestos y que solo se le ha pedido un "esfuerzo suplementario" en el IBI al 0,8 por ciento de los ciudadanos, mientras la ciudad ha llegado a tener el tipo más bajo de toda España.

En el Área de Cultura, el consejero se ha mostrado "orgulloso" de haber sentado las bases de un nuevo modelo que contempla la cultura como un derecho humano más y en el que el Ayuntamiento pasa de ser un mero "programador" a ser un "impulsor".

Esto se ha plasmado en "llenos absolutos" cada fin de semana en los teatros zaragozanos, con la recuperación del Teatro del Mercado, que estaba "prácticamente abandonado", una mayor coproducción con las compañías locales, 33 nuevas residencias, el asentamiento de dos orquestas sinfónicas en una ciudad que no tenía ninguna o el impulso a la cultura comunitaria.

Precisamente en este último ámbito ha destacado que ciudades como Pamplona, Madrid, París, Cádiz, Sevilla, Montevideo o Buenos Aires están copiando el modelo de la Harinera.

Entre los proyectos que están "casi finalizados" ha destacado los Baños Judíos, la Imprenta Blasco, la reforma del Teatro Principal o los Depósitos del Pignatelli, que abrirán en 15 ó 20 días con una programación cultural.

En cuanto al turismo, ha sido un "generador de buenas noticias" para la ciudad, según palabras del gerente del patronato municipal Zaragoza Turismo, Enrique Pérez, con un avance hacia la internacionalización en el que destaca el impulso de los visitantes chinos.

La estrategia a seguir ha sido la de un turismo supeditado a la idea de "Zaragoza como metrópoli cultural" con el que se huye de la "turistificación" de capitales como Lisboa o Barcelona y se invita al viajero a que se convierta en un "habitante ocasional" de la ciudad y no solo a visitar los principales lugares.

En los "debes" para la próxima legislatura, reconoce lograr un pacto por la cultura y la creación de espacios de conciliación donde dejar a los niños en museos, teatros o más salas.