--¿Ha cambiado mucho el sentido del filin?

--El filin nació en los 50 y yo conocí al fundador: José antonio Méndez, uno de los pioneros. El filin es una inquietud de una gente de músicos cubanos, adelantados, influidos por la música americana. Cogían un bolero y le daba filin.

--Entendido.

--Filin significa libertad. Tomaban ese bolero y lo interpretaban con esas libertad, casi improvisación, que venía del jazz. Por esa razón siempre evoluciona. Y de ahí nace el latin jazz. Por cierto, son las especialidades que más me gustan.

--Lo suponía...

--Claro, desde que llegué a Zaragoza me muevo en ese género. me he adaptado a las circunstancias de la música comercial, pero siempre le he puesto filin a todo lo que hago.

--¿Es lo que hacen en Aspen?

--Eso es lo que hacemos. Sabemos que hay un público que le gusta este tipo de música y no lo encuentra. Ahora lo va a tener en Aspen. Con varios pases a partir de las 10.30.

--¿Qué repertorio manejan?.

--Partimos del bolero para llevarlo a otros ritmos: jazz, blues, son, bossa, filin... Con otra sonoridad más moderna. Muchos de los boleros son tradicionales, conocidos; es importante para enganchar al espectador.

--¿Con orquestaciones exprofeso?

--Así es; son orquestaciones que he preparado para estos espectáculos, con la ayuda de bases de ritmos. El proyecto se llama Encuentros, es decir el encuentro entre la voz y la trompeta.

--Y la voz la pone Yulema.

--Yulema; es una joven cubana, pero que lleva 15 años en Zaragoza. Tiene una voz grave, contralto hacia abajo, muy atractiva, con un sonido diferente.

--No la conocía...

--Es que se ha movido poco, porque ella estaba preparando su propio proyecto, que es muy personal, y hasta no tenerlo resuelto no quería mostrarlo. El que la escucha no la olvida, es una voz muy personal.

--Nos topamos con un momento muy duro para la música.

--Sí; el momento es duro en todo el mundo. Nosotros tenemos planes de dar unos conciertos en Berlín, con músicos cubanos en Alemania.

--Fantástico.

--En estos momentos hay que apostar por los trabajos personalizados, para dar algo diferente. Es una necesidad propia que tengo. Está muy bien recordar pero hay que tirar hacia adelante. Y no hay que olvidar que en momentos de crisis la gente quiere alegría. Y cuidado, no es lo mismo la alegría que la pachanga. La alegría puede tener calidad.