La rápida actuación de siete vecinos de la calle de Eduardo Dato, en el centro de Zaragoza, evitó a mediodía de ayer que la caída de una adolescente desde un piso situado a unos diez metros de altura terminara en una tragedia. Un abuelo de la víctima perdió el conocimiento al presenciar los hechos desde la acera.

Los vecinos observaron que la muchacha, de unos 15 años, colgaba del borde de un balcón, donde una tía la tenía sujeta por las manos. Sin embargo, pese a los esfuerzos de esta persona, la situación de la joven era cada vez más apurada.

Fue entonces cuando un vecino salió a la calle provisto de una manta que extendió, con la ayuda de otras seis personas, en el punto donde pensaban que podía caer la joven.

"Hemos visto que ponían una manta y hemos acudido corriendo a ayudar", declararon ayer los hermanos ecuatorianos Eduardo y Miguel Navarrete, que regentan un locutorio telefónico internacional en la calle Dato.

DESMAYADOS Tras debatirse unos minutos sobre el vacío, la joven cayó finalmente al vacío. "Ha sido una suerte que estuviera la manta justo debajo, pero aun así no hemos podido evitar que la chica, después de rebotar, cayera al suelo", añadieron los hermanos Navarrete.

La chica se precipitó a la calle "de pie", según otro testigo presencial. "Ha golpeado con los pies en la manta y después el cuerpo se ha ido hacia un lado, hasta dar en la acera", añadió.

"Cuando ha tocado el suelo, estaba sin conocimiento, pero más por el susto que llevaba que por el efecto del golpe", señaló Eduardo Navarrete.

Un abuelo de la víctima contempló la escena desde la calle y no pudo soportar la impresión que le produjo la caída de su nieta.

Perdió el conocimiento y fue trasladado en una ambulancia de Bomberos al hospital Miguel Servet.

La joven, "que no aparentaba más allá de 14 o 15 años", según los Navarrete, fue igualmente trasladada al mismo centro sanitario, donde quedó ingresada.

"Pienso que no llevaba lesiones", afirmó Miguel Navarrete. "Al menos a simple vista, no tenía ni sangre ni magulladuras, aunque otra cosa es lo que puedan encontrar los médicos cuando la examinen en el hospital".

"Todos hemos pasado un mal rato", manifestó un comerciante de la calle Dato. "La mujer que sujetaba a la joven en el balcón, que al parecer es tía suya, gritaba sin parar, pero no decía nada coherente. Yo creo que han sido sus gritos los que nos han hecho reaccionar, pues nadie se esperaba que pasara una cosa así".