Tauste Ganadera es una explotación histórica de Aragón. En su día llegó a ser una de las granjas de leche más importantes de Europa y su marca Alba llegó a ser muy conocida en la década de los 90. En los últimos años trata de recuperar su esplendor de la mano del grupo Samca, que en el 2016 también compró la antigua planta de Sali en Casetas.

De esta forma, la compañía familiar aragonesa ha pasado a controlar todo el proceso de producción y transformación, con las consiche ha oscilado entre los 0,300 y los 0,330 euros, cuando los costes de producción rondan los 0,340 euros. «Tenemos precios de hace 40 años; si siguen saliendo los números es porque las granjas son más eficientes y manejan grandes volúmenes», subraya el presidente de la Cooperativa Láctea Altoaragón de Binéfar, José Antonio Rami, que denuncia que un litro de agua casi cuesta lo mismo que uno de leche.

GRAN DISTRIBUCIÓN / «La industria se aprovecha de que tenemos un producto perecedero para comprarnos más barato», asegura Serveto, que también critica la importación de leche a bajo precio desde Francia. «Cuando tienen excedente lo prefieren vender aquí aunque sea casi regalado porque así no se reducen los precios en su país», lamenta. Otra de las razones que explican la caída de explotaciones son los planes de abandono puestos en marcha por el Gobierno entre 2005 y 2012, a los que se acogieron bastantes ganaderos.

En definitiva, se ha producido un cóctel explosivo en un sector que, además, es «muy esclavo». «Pocos jóvenes quieren dedicarse a esto porque es un trabajo muy sacrificado y los rendimientos no son boyantes», explica Serveto, que apunta que cada vez más gente se quita las vacas de leche y se pone de cebo. Una situación que también se ha producido en España: solo en el 2017 se perdieron 1.800 explotaciones. Una nueva ley obliga a partir de este año a informar del origen de la leche en los tetra briks, una inciativa que la mayoría del sector cree que no ayudará a mejorar los precios.