La extrañeza e incluso el disgusto era la sensación predominante ayer entre los vecinos de Pina, una localidad donde no están acostumbrados a ser escenario de sucesos truculentos. "Se ha acabado la tranquilidad en el pueblo" era el comentario generalizado en los bares y en los corros de vecinos que se juntaban en la plaza a comentar lo sucedido. El estupor se ve acentuado por el hecho de que, hace un mes, en la cercana población de Fuentes de Ebro, un joven mató a su novia y a su suegra.