En diciembre de hace tres años una vecina de Sabiñánigo era violada en el rellano de su portal por el hombre con el que se encontró en una panadería y que le acabó siguiendo hasta su casa. Por estos hechos, la Audiencia Provincial de Huesca ha decidido imponer una condena de seis años y medio de prisión y otros diez de libertad vigilada para Ovidiu B.

Este hombre afrontaba inicialmente penas de entre 14 y 15 años de prisión que solicitaban las acusaciones realizadas por la Fiscalía y por la abogada de la víctima, Noemí Aínsa, quienes entendían que debía agravarse la pena porque la víctima sufre una enfermedad mental. Sin embargo, los magistrados consideran que el autor desconocía la vulnerabilidad de la persona a la que violó y que, por lo tanto, no se aprovechó de esta circunstancia, tal y como defendía el letrado del encausado, Alejandro Sarasa.

El tribunal provincial relata en la sentencia como hechos probados que víctima y ahora condenado coincidieron en el establecimiento La Tahona, lugar al que la mujer iba a comprar el pan y a tomar un café cortado. Cuando ya estaba sentada en una de las mesas, se acercó el acusado y le rogó si también podía sentarse, dado que no quedaban más mesas libres dentro del local.

En un momento dado, la víctima pidió al acusado que le comprara una cajetilla de tabaco. Se trataba de una solicitud compulsiva y habitual en ella, incluso dirigida a desconocidos, como consecuencia de la grave enfermedad mental que ya por entonces sufría, si bien le fue diagnosticada poco tiempo después.

El procesado fue a comprar el tabaco a otro establecimiento y la invitó también al café. Asimismo, facilitó su número de teléfono escribiéndolo en un papel. La víctima de la agresión, Teresa, se llevó consigo el papel después de que ambos se despidieran, una vez transcurrida una media hora aproximadamente desde el inicio de la conversación.

Pero no quedó ahí, tal y como destaca el tribunal, ya que la siguió discretamente hasta el portal del edificio en donde reside en la localidad serrablesa y se coló en su interior después de que ella hubiera abierto la puerta de entrada, aprovechando su retardo en cerrarse completamente. Acto seguido, el agresor la llevó por la fuerza hasta la zona más oscura del rellano de la planta baja del bloque de viviendas, al lado del ascensor, la sujetó por el cuello con una mano y con la otra le bajó los pantalones vaqueros rompiendo su cremallera, hasta que la violó. La abandonó allí y se fue corriendo hasta que fue detenido por la Guardia Civil.

ADN en el pantalón

Unos hechos que considera el tribunal probados, basándose especialmente en la declaración de la víctima que, según los psicólogos forenses, pese a la enfermedad mental su relato goza de credibilidad.

Asimismo, la resolución judicial destaca que el informe pericial emitido por el Departamento de Biología del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil de Madrid despeja cualquier duda sobre la realidad de la agresión sexual, máxime partiendo de que el acusado siempre ha negado haber mantenido cualquier tipo de relación sexual con la víctima. Hallaron ADN del condenado en la entrepierna del pantalón que llevaba la mujer. La sentencia ha sido recurrida por la defensa.