Los sindicatos aragoneses empiezan a levantar el vuelo tras la dura travesía por el desierto que también supuso para ellos la crisis económica. Además de perder afiliados, ingresos y la confianza de parte de la ciudadanía, las organizaciones sindicales tuvieron que hacer frente a un duro desplome de sus delegados en las empresas. Los recortes de empleo y los cierres de compañías provocaron, entre el 2011 y el 2015, la pérdida de 2.100 representantes sindicales, una tendencia que está cambiando en los últimos años gracias a la recuperación. De hecho, los sindicatos aragoneses han recuperado unos 600 delegados en este tiempo.

En concreto, las organizaciones sindicales de la comunidad contaban a finales del 2015 con poco más de 9.000 representantes elegidos por los trabajadores, mientras que en enero de este año sumaban 9.680. La cifra aún está lejos de los 11.000 que había a finales del 2011 y todo apunta que será difícil poder alcanzarla a corto plazo.

Además de ganar delegados, los sindicatos también han recuperado afiliados, por lo que consideran que esa desafección está perdiendo intensidad. «Esa mala imagen comienza a desaparecer y estamos recuperando la confianza de los trabajadores», destaca el secretario de Organización de UGT Aragón, Julio Tejero.

Este sindicato se mantiene como la primera organización de la comunidad con 36.400 afiliados, unos 11.000 menos que a finales del 2010. No obstante, en los últimos años los ugetistas han recuperado parte del terreno perdido. Lo mismo ha ocurrido en CCOO, que cuenta con 30.400 afiliados, unos 6.000 menos que en el 2010. «En los últimos años hemos ido recuperando a un ritmo de entre 100 y 200 militantes, aunque este 2019 ya vemos un cambio de tendencia y en solo tres meses hemos ganado 300 afiliados», destaca Pedro Casorrán, de CCOO, que considera que «el crédito sindical está aumentando».

Según indica Tejedor, entre ambos centrales aglutinan actualmente el 74% de la representación sindical de la comunidad (ver gráfico)

Precisamente, las organizaciones están inmersas en pleno proceso de elecciones, en el que se renovará el 60% de la representación colectiva de los empleados públicos y privados. «Las de la administración se dan ya casi por finalizadas», indica Tejedor.

Este periodo concentrado de comicios, que se produce cada cuatro años, dio comienzo a principios del pasado mes de septiembre y se prolongará hasta diciembre del 2019. En octubre del año pasado se celebraron las elecciones en la planta de Opel en Figueruelas y a partir de ahí otras grandes empresas de la industria (BSH, Arcelor, Casting Ros, Mann Hummel o Alumalsa) han cogido o cogerán próximamente el relevo. También ha tocado renovar la representación sindical en el grueso de las administraciones aragonesas, tanto en la enseñanza o la sanidad como en numerosos ayuntamientos.

Casorrán subraya que a pesar de la crisis los trabajadores no dejaron de afiliarse a los sindicatos, aunque reconoce que en esa época hubo más bajas que altas. «Cuando la gente tiene problemas en su trabajo sigue acudiendo a los sindicatos», asegura.

En este sentido, los sindicatos aprovecharon el pasado Primero de Mayo para reivindicarse y defender su espacio en el ámbito laboral, algo que también destacaron algunos de los participantes en la manifestación de Zaragoza. «Si no tenemos sindicatos fuertes, será más díficil defender los derechos de los trabajadores, así que nos interesa a todos», apuntó una zaragozana.

PÉRDIDA DE INGRESOS

En los años más duros de la crisis, la pérdida de delegados fue especialmente intensa en los sectores de industria, construcción y banca, tal y como indica Tejedor. «La caída en el sector financiero ha sido muy fuerte», destaca.

Una pérdida de representantes que vino acompañada de un desplome de los ingresos procedentes de cuotas y de subvenciones y programas públicos, lo que obligó a los sindicatos de todo el país (también a los aragoneses) a realizar ajustes de empleo.