La crisis sanitaria del coronavirus ha roto todas las previsiones, dinamitado expectativas y alterado muchas costumbres, como el lugar que uno elige para vivir. Los meses de confinamiento han provocado que ahora se busquen viviendas más grandes, con terraza o balcón, alejadas del centro y con zonas verdes en sus alrededores. Una dinámica que no ha provocado que el más que esperado resurgir de los solares abandonados del Coso de Zaragoza se haya visto alterado, al contrario, porque las parcelas de este eje tienen los días contados y durante este año empezarán a aparecer los cimientos de lo que serán residencias nuevas y libres.

Varias inmobiliarias consultadas explican que los interesados en el Casco Histórico siempre existirán. Ya no por tratarse del corazón de la ciudad, sino porque los edificios son antiguos y muchos de sus residentes buscan vivienda nueva con mejores prestaciones y en el barrio. Sumado al negocio de los pisos turísticos, la demanda de las construcciones es alta y su promoción y venta está asegurada. Sobre todo de los áticos, con grandes terrazas, rincón estrella de todo hogar. No obstante, admiten que no se trata de proyectos nuevos, surgidos en época de crisis, sino que eran previos a la crisis del coronavirus que arrastra otra económica y que se han visto notablemente alterados tanto en previsión de ventas como en sus plazos.

Las ‘piedras del coso’

Uno de los más sonados es el del Coso 101, una zona que antiguamente se conocía como las Piedras del Coso. Su ubicación es excelente, en la esquina frente a la plaza San Miguel, a escasos minutos de los principales rincones de la capital. Esta parcela llevaba años cogiendo polvo y criando malezas detrás de una chapa metálica que acabó convirtiendo a este cruce en un punto negro de la capital. Tras años de espera, la pandemia no ha frenado la entrada de las máquinas y los trabajos para construir diez apartamentos de unos 45 metros cuadrados, con sus correspondientes trasteros, marchan a buen ritmo.

En el 2007 se acometió el derribo del viejo edificio y el solar, con una superficie de 140 metros cuadrados, salió a subasta por 700.000 euros después de que la promotora entrara en concurso voluntario de acreedores y pasará a ser gestionado por administradores concursales. Durante los trabajos de demolición salieron a la luz restos de la muralla romana de Zaragoza, lo que provocó que el proyecto inicial se paralizase, ya que Patrimonio exigía mantener los restos arqueológicos y limitó las actuaciones.

Tras una caída del 35% en la construcción de vivienda durante el año pasado, las promotoras confían en romper esa tendencia, aunque tienen que sortear otro problema, y es que la demanda de pisos en el centro de la ciudad ha descendido.

Desde la inmobiliaria Cuairón explican que cuando que se decretó el estado de alarma, hace casi un año, se paralizaron las ventas. El confinamiento domiciliario, la incertidumbre que rodea a la crisis sanitaria y la necesidad de buscar alojamientos acordes a otro posible encierro ha cambiado las necesidades y las búsquedas de un hogar en la ciudad.

En su caso promocionan alojamientos que van a construirse en la plaza Tenerías, en el Coso Bajo, donde ya se anuncia la venta de 19 pisos de dos y tres dormitorios repartidos entre 60 y 80 metros cuadrados desde 145.000 euros el más barato y pequeño.

Caída de las ventas

Sergio Pascual, de Cuairón, explica que la falta de interés por parte de los compradores influye directamente en los plazos de obra. Antes de la crisis del coronavirus, los bancos exigían vender antes de comenzar la obra un número mínimo de pisos que se ha ido incrementando conforme el mercado se ha visto afectado. La consecuencia directa es que las obras se retrasaban.

En el caso de Tenerías tendrían que haber empezado el año pasado y no lo harán hasta este ejercicio, posiblemente a finales de año. La fecha de inicio dependerá de si venden los pisos que les exige el banco pero confían en construir durante el 2022 y entregar las llaves en el 2023. Ahora mismo tienen once viviendas vendidas y todavía no cumplen con las condiciones bancarias. Los áticos ya tienen inquilinos.

No sucede lo mismo en el mítico solar que se encuentra junto a la Audiencia Provincial de Zaragoza, más conocido como «el de la churrería». Desde Gestión Común explican que no están notando el efecto de la crisis económica en lo que se refiere a las ventas, aunque sí están sufriendo las consecuencias de la paralización o ralentización de la Administraciones durante los peores meses de la crisis, con un retraso en las licencias y permisos que no les ha impedido vender ya el 75% de los 29 domicilios. La obras empezarán previsiblemente en verano y se prolongarán durante un año.