Solo en Castilla y León es más peligroso circular por la red estatal de carreteras --incluye autovías y autopistas-- que en Aragón, donde el riesgo de morir en un accidente de tráfico prácticamente duplica al que de Cataluña y casi triplica al de Madrid, según un informe que ayer hizo público el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC). El documento no incluye entre los tramos de alto riesgo los pendientes de desdoblar en la N-II entre Alfajarín y Fraga y en la N-232 entre Figueruelas y Navarra, a pesar de que en los últimos diez años han muerto en ellos 201 personas en accidentes de circulación. Por el contrario, el decimocuarto puesto de esa lista lo ocupan 20,2 kilómetros de la N-234 en la zona limítrofe de Teruel y Valencia. El estudio le atribuye un índice de riesgo de 211,92 que casi duplica el promedio de 133 de la red de aragonesa. Y lo hace a pesar de que el tráfico de ese tramo ha sido absorbido por la autovía Mudéjar. El informe incluye, sin destacarlo, un dato revelador de la elevada peligrosidad de las carreteras nacionales que discurren por Aragón: concentran el 40,4% del riesgo de toda la red estatal --las autovías se llevan otro 47,7% y las autopistas el 11,9% restante--, un nivel que solo superan las vías de titularidad estatal de ese tipo en Galicia, donde alcanzan el 47,5%, y en La Rioja, donde concentran el 62%.