Explica Rafael Requena, delegado en Aragón de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), que lo más sencillo de predecir para la primavera que empieza es la temperatura. Con un poco de guasa se aventura: «Es lo mismo que decimos siempre: va a estar por encima de lo normal». Como ha sido el invierno, que ha presentado un carácter muy cálido en Aragón, pero también húmedo. La tendencia para la primavera es que se mantenga la tónica en cuanto a temperaturas cálidas, por encima de la media del periodo de referencia (entre 1981 y 2010), y escasa en precipitaciones.

Los cambios se van a notar por los efectos de la crisis sanitaria, que ha obligado a disminuir el tráfico de personas y vehículos por las calles, lo cual «produce alteraciones en las concentraciones de gases, sobre todo de Dióxido de nitrógeno, aunque también de CO2. El NO2 se nota en España, por ejemplo, pero en China ha sido espectacular. Si ves las imágenes del satélite resulta que hay amplias zonas que ha disminuido. Eso demuestra que si dejáramos de usar el coche se notaría una barbaridad en cuanto a contaminación. Ha tenido que llegar una pandemia mundial para que pase esto», dice Requena.

El trimestre pasado en la comunidad arrojó una anomalía de 1,9 grados por encima de la media, con valores que oscilaron entre los 0,8 grados de Castellote y los 3,4 de Fanlo-Refugio de Góriz superiores a las normales climatológicas de dicho periodo, según el balance que hizo público ayer la delegación territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Por meses, diciembre fue muy cálido, enero normal y febrero muy cálido. Las tres capitales de provincia presentaron un carácter muy cálido; en Zaragoza de 1,8 grados por encima de la media del periodo, con 9,1 grados de temperatura media, y en Huesca de 1,4 grados, con 7,4 de media.

Teruel registró, además, una máxima histórica de las temperaturas medias, con 6,9 grados, 0,1 grado más que la marcada en el invierno de 1989-90 y 2,5 más que la media del periodo de referencia.

También superó el anterior valor más alto de temperatura media de las máximas, con 14,3 grados frente a los 13,6 del mismo trimestre de 2015-16 y volvió a marcar una temperatura máxima absoluta para un mes de marzo, con los 28 que alcanzó el pasado día 12, la misma registrada el 23 de marzo del 2001. Las mínimas más bajas se alcanzaron en Teruel y en los Pirineos, con valores de hasta 14 grados bajo cero en los días previos a la borrasca Gloria que afectó a la península entre el 19 y el 23 de enero.

El balance por meses fue de un diciembre húmedo, un enero muy húmedo y un febrero extremadamente seco.

En Zaragoza y Huesca tuvo un carácter húmedo. En la capital aragonesa llovió un 40% más, con 89,4 litros por metro cuadrado, 25,5 l/m3 más, mientras que en la altoaragonesa se alcanzaron los 148 litros por metro cuadrado, 48,8 litros más (+49%). En Teruel, el volumen de precipitaciones fue normal, 38,8 litros por metro cuadrado, un 26 % menos.

En las tres capitales, el periodo más significativo de precipitaciones fue el asociado al temporal ocasionado por la borrasca Gloria, que hizo que en enero lloviera el triple de lo normal en Huesca (90 litros por metro cuadrado) y en Zaragoza (63 l/m2).

Este fenómeno permitió empezar el mes de marzo con valores acumulados por encima de la media en estas dos capitales y en torno a su valor normal en Teruel, en este caso gracias a la reciente depresión atmosférica aislada en niveles altos (DANA).

Para el trimestre actual (marzo-abril-mayo) los cálculos de la Aemet es de un 55% de probabilidad de que sea cálido, un 35% normal y un 10% frío. En precipitaciones existe un 50% de posibilidades de que sea seco, un 30% normal y un 20% húmedo.

Menor contaminación, mayor calentamiento global

La contaminación ha descendido notablemente en las últimas semanas, sobre todo en zonas asiáticas, una reducción beneficiosa que, sin embargo, no ayudará a frenar el calenmtamiento global de la Tierra, más bien al contrario. Explica Rafael Requena, delegado en Aragón de Aemet, que «si hay más partículas contaminantes, el albedo (porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre ella) es mayor y eso conduce al enfriamiento. Por lo tanto, si hay menos de estas partículas puede influir un poquito y ayudar al calentamiento».