Ya lo avisaron los meteorólogos. La Semana Santa sería calurosa, o al menos con buen tiempo, pero acabaría pasada por agua y con temperaturas más bajas. La estabilidad atmosférica que ha reinado esta semana sobre la península ha dejado registros más propios del mes de junio que del de abril. Sin ir más lejos, ayer en el aeropuerto de Zaragoza, se alcanzaron los 28 grados, y solo hubo registros por debajo de los 20 en algunas localidades pirenaicas.

Pero esta Semana Santa atípica para la tónica de los últimos años acabará pasada por agua. La combinación de una masa de aire frío procedente del Atlántico y la borrasca que está posicionándose sobre el archipiélago de las Azores traerán la inestabilidad a la península y provocarán una bajada de temperaturas de entre dos y tres grados a partir del sábado o el domingo.

El calor ha obligado a sacar la ropa de verano antes de tiempo y la calle se ha llenado de ciudadanos ávidos de terrazas. Todavía se podrá disfrutar de ellas hoy y mañana.

Hasta en las estaciones de esquí del Valle de Benasque y de Tena van a cerrar la temporada con fiestas caribeñas y una buena afluencia de visitantes. Panticosa echará el cierre mañana y Cerler y Formigal, el lunes. Pese a todo, todavía hay 158 kilómetros de dominio esquiable y espesores de dos metros y medio de nieve en las cotas altas. Desde Aramón dicen que el balance de la temporada es muy positivo, ya que lo habitual es que las estaciones no estén abiertas para estas fechas. El año pasado finalizó a principios de abril.