Todas las carreteras que atraviesan la provincia de Teruel experimentaron ayer graves problemas de circulación debido a la persistencia del temporal, empezando por la A-23, entre San Agustín y Ferreruela. Alrededor de 150 camiones se vieron obligados a concentrarse en las áreas de servicio, donde quedaron bloqueados hasta que se limpió la calzada.

La N-232 llegó a estar cerrada al tráfico entre Torre de Arcas y Fórnoles, y lo mismo sucedió en la N-420 entre Perales de Alfambra y Utrillas. Asimismo, hubo problemas en la N-211, la N-234 y la N-330, mientras que el AVE acumuló retrasos.

Además, el temporal llegó al Bajo Aragón y cubrió de un manto blanco Beceite, Ejulve y Castellote, al tiempo que en Alcañiz se tomaban medidas para evitar que la nieve pudiera cuajar. El frente que barre la mitad norte de la península se cebó ayer con la provincia de Teruel y el Pirineo, pero apenas afectó a la ciudad de Zaragoza. En la capital aragonesa la nieve cayó débilmente sobre las 9.00 horas, sin que llegara a cuajar. Pero no fue así en las comarcas de Tarazona y Daroca, hasta el punto de que se cerró al tráfico el acceso al Parque del Moncayo.

La circulación de vehículos se vio complicada en diversa medida en más de 60 carreteras, la mayor parte de ellas en el sur de la comunidad, si bien el túnel de Bielsa, en la frontera con Francia, volvió a abrirse al tráfico una vez retirada la nieve de un alud.

Teruel, por su parte, vivió una segunda jornada complicada por la nieve. El ayuntamiento cerró al tráfico varias calles, como el lunes, el paso por el viaducto y se suspendió la salida del autobús urbano. Se vieron afectadas la cuesta de Carrajete y la de los Gitanos, pero todo volvió a la normalidad a medida que avanzaba la mañana.