El Juzgado de Instrucción de Tarazona dictó ayer un auto por el que el testigo protegido en el caso del cura de Borja deja de serlo, después que este se haya desdicho de su declaración inicial y niegue ahora su versión de que el sacerdote era extorsionado.

El párroco de Borja, Florencio Garcés, está acusado de apropiarse de más de 185.000 euros de fondos de la iglesia, además de un delito contra la libertad sexual.

Según informó a Efe Carmen Cifuentes, abogada del sacerdote, el testigo en cuestión ha variado su declaración y ahora dice que fue coaccionado cuando declaró que el cura era extorsionado por su conducta sexual.

En el caso hay dos testigos claves, uno el hasta ahora protegido, así como Santiago Carbonell, que declara hoy ante la juez que instruye el caso, Nieves Pérez.

Carbonell ya prestó declaración ante la Guardia Civil y lo que pueda decir ahora ante la jueza determinará próximas actuaciones, ya que las diligencias siguen abiertas.

Por su parte, Sergio Pérez, que defiende a los otros cinco inculpados en este caso, aseguró que esta será la primera declaración de Carbonell en el juzgado en relación con los hechos en los que incrimina a sus clientes e insistió en que es un testigo "clave" porque está "mintiendo y se va a poder acreditar". Pérez afirmó que hay una parte "enorme" de este asunto "que se cae" debido a las variaciones en las declaraciones de los testigos.