La tradición del Día de Difuntos es una de las más respetadas en España y esa realidad se refleja cada año en la afluencia de los ciudadanos a los cementerios para honrar a sus muertos. La jornada de recogimiento y recuerdo también afecta a los delincuentes. En la mañana de ayer no había ningún detenido en los calabozos de la Policía de Zaragoza.

La ocasión es histórica y ni los agentes más viejos del lugar recuerdan cuándo se produjo una circunstancia similar. "Es cierto que esta fecha siempre ha sido más tranquila, pero no sé si ha habido una situación igual. Además, la media de detenidos se ha disparado en los últimos meses y algunos días hemos superado las 30 detenciones, hasta el punto de que las dependencias de la Jefatura Superior estaban masificadas y ha sido necesario trasladar detenidos a los calabozos de las comisarías de distrito", señala un policía.

También podría pensarse que la ausencia de detenidos puede deberse a inacción policial, pero los agentes consultados recuerdan que las patrullas "han funcionado como siempre esta noche y el 091 ha estado abierto. Sólo se han recibido comunicaciones sobre hechos menores. No se han registrado incidentes de entidad", añade el funcionario.

Tampoco es para echar campanas al vuelo, ya que un grano no hace granero y lo ocurrido ayer es una satisfactoria excepción que no creará hábito. Los cacos volverán a trabajar esta semana en Zaragoza con mayor o menor intensidad y las infracciones seguirán su curso. Los policías seguirán deteniéndoles y los jueces cumplirán con su papel.

No obstante, es un alivio. La ausencia de detenidos evita que éstos se quejen por el mal estado de las dependencias policiales y que intenten fugarse.

El pasado sábado, un detenido originario de Ghana, implicado en amenazas y agresiones, incluso a los agentes que le arrestaron por causar un alboroto en un bar consiguió fugarse por la brava de los calabozos del edificio de juzgados, sin que fuera posteriormente localizado pese a los esfuerzos que hicieron para ello los policías de servicio.

La detención del violento hubiera roto la excepción que se produjo ayer. Hubiera sido preferible que estuviera en los calabozos policiales, aunque no tuviera ningún compañero con el que compartir su cautiverio. La perfección no se puede alcanzar, ni por un día.