De todos sus inventos frustrados tras el 14-M, a ninguno se ha aferrado con más ahínco el PP que al trasvase del Ebro. Tal ha sido la cosa, que por ahí andan los populares levantinos y los de toda España (aragoneses incluidos) dando la vara con su derogado PHN. Hasta en el Congreso montaron el numerito, sacando pancartas y armando la bronca habitual (menos mal que ahora tiene la Cámara un presidente tolerante, que si llegan a tropezar con Luisa Fernanda no sé qué hubiera pasado).

Agua para todos , vale. Es curioso que sea precisamente la derecha española la que lance un eslogan que propone a la ciudadanía disfrutar a domicilio del líquido elemento tanto si discurre junto a sus casas como si fluye a 900 kilómetros. ¿Y por qué sólo hemos de distribuir el agua? ¿Por qué no las orillas del mar, los depósitos bancarios, los beneficios empresariales, las fincas de recreo, los solares recalificados o las grandes inversiones públicas? Pero, cuidado, tampoco queramos repartir sólo las ventajas, también los inconvenientes: los pantanos, los campos de tiro y maniobras militares (¿qué tal uno cerquita de la base de Manises?), las centrales térmicas y atómicas, las comarcas desertificadas, las ciudades olvidadas... Todo para todos, debería ser la consigna al uso. Hasta suena medio soviética.

Obviamente cuando las gentes de orden dicen que una cosa ha de ser para todos, no se refieren propiamente a su reparto justo y proporcional. Eso estaría fuera de la lógica que impone el derecho de propiedad y otros convencionalismos burgueses. Lo que quieren decir es que, si algo les conviene (en este caso agua barata e inagotable), se consideran con derecho a disponer tanto de lo suyo como de lo que pueda corresponder a los demás. O sea, lo mío para mí, y lo tuyo... también. Y si no es posible o no es sostenible o cuesta un huevo, no importa. Agua para todos (para todos los campos de golf y las urbanizaciones de la Costa levantina), y que le den morcilla al prójimo, al medio ambiente y a las normas que rigen el funcionamiento del Congreso de los Diputados. Así de majicos son mis amigos. Cachondeo y pancartas para todos. Y viva la ley del embudo.