Todo comienza con una pregunta: ¿Un vecino de Zaragoza podría ir desde su casa hasta al trabajo pisando solo calles con nombre de mujer? La cuestión es tremendamente apropiada para una semana en la que se ha celebrado el Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia. Así que desde la Universidad de Zaragoza decidieron unir los esfuerzos de varios departamentos y asociaciones para crear un mapa en las redes en el que ofrecer una respuesta. La experiencia se saldó con un resultado mucho más positivo de lo que podría parecer.

Este grupo de activismo digital y feminista también ha permitido evidenciar la brecha que existe históricamente en la representación de figuras femeninas en las calles de las ciudades y, además, normalizar el uso de los llamados sistemas de Información geográfica para la difusión de las figuras femeninas en la historia.

La cita fue en unas aulas de la Facultad de Educación. Un edificio que todavía mantiene el encanto de lo recién estrenado. Unos cuarenta voluntarios, de perfil variado, se unieron para poner a Zaragoza en el Mapa de las Calles de las Mujeres (impulsado por GeoChicas) que analiza la realidad machista de los callejeros diferentes ciudades de habla hispana. Fueron un par de horas de trabajo intenso pero gratificante delante de la pantalla. Sobre todo por el resultado final. El 18% del callejero de la capital aragonesa está en femenino frente a la media del 15% que calcula el visor.

Segunda posición

Con estas cifras posiblemente no se pueda llegar al trabajo pisando vías de inspiración femenina, pero es un dato tremendamente valioso, según destacan. Con la entrada en el mapa, Zaragoza se coloca en la segunda posición entre todas las ciudades analizadas. Solo tiene por delante a La Habana, con un envidiable 37,8%. Aunque desde la organización del evento destacan que la cifra tiene truco. Allí priman los nombre simples, en plan: calle María, calle Elena, sin hacer referencia a personalidades concretas.

En este sentido se han encontrado con que el callejero de Zaragoza trata bastante bien a las mujeres que, con su nombre y apellido, han contribuido con su labor al avance de la sociedad. Aunque, eso sí, fue necesario tocar las entrañas de la Wikipedia para lograr que todas ellas tuvieran su correspondiente entrada. De esta forma, después de realizar el taller (el pasado jueves por la tarde) el 77,7% de las vías analizadas ya tenía su correspondiente entrada en la enciclopedia colaborativa.

La desconocida Arnal Gorría

En el proceso se encontraron con casos como el de la plaza Arnal Gorría, que pocos saben que hace referencia a una comadrona de los años 50 del barrio de Casetas. Se llamaba Dorotea. Algo que demuestra que la brecha de género en el urbanismo es una realidad que requiere «ponerse en cuestión», aunque sea con iniciativas simbólicas, manifestaron las impulsoras de la reunión, las geógrafas e investigadoras de la Universidad de Zaragoza, María Sebastián (del departamento de Didácticas Específicas de la Facultad de Educación), y María Zúñiga (del departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Facultad de Filosofía y Letras). Celebran que la sensibilidad de los últimos años y la paridad que casi se logra en los nuevos barrios haya podido dar un vuelco al contador. Es lo bueno de que Viridiana haya entrado en el callejero de Valdespartera además de en las filmotecas.

Y más allá del asfaltado, pretenden evidenciar que las mujeres están ocultas en el ámbito digital, como se pudo ver por la ausencia de nombres significativos en Wikipedia. O en el ámbito laboral en los entornos más tecnológicos.

El mapa, gracias a la ayuda de coletivos como Mapeado Colaborativo/Geoinquietos Zaragoza, el Colegio de Geógrafos, Wikimedia España o el Instituto Universitario de Ciencias Ambientales (IUCA), ya está en las redes. Si lo buscan verán que marca de amarillo las rutas femeninas y mezcla, sin complejos, los nombres de las santas patronas con los de las revolucionarias latinoamericanas.