El Colegio de Médicos de Zaragoza, por medio de su observatorio de agresiones, registró tres agresiones a médicas en la provincia durante el año 2017, pero ninguna de ellas interpuso denuncia. Según expuso ayer la presidenta del colegio, Concha Ferrer, se trató de doctoras menores de 55 años que trabajan en el ámbito de la Atención Primaria y en hospitales. El tipo de agresión en su caso consistió en insultos y amenazas «que provocaron en las tres lesiones de carácter psíquico», añadieron.

Las causas de los ataques fueron «por razones de discrepancia con la atención médica y por informes no acordes a las exigencias del agresor». Según el Colegio de Médicos de Zaragoza, el perfil del tipo de agresor suele ser «reincidente». Estos datos, añadió Ferrer, «no reflejan la realidad ya que, por un lado, no siempre se denuncia, y, por otro, faltarían los datos de Sanidad, que son siempre distintos», dijo. Por eso solicitaron a la consejería de Sanidad un «registro único» de casos.

Por su parte, la asesoría jurídica del Colegio de Enfermería de Zaragoza registró dos denuncias por agresiones a personal sanitario y se dictó sentencia de otros dos hechos denunciados en años precedentes.

Colaboración

Además, el Colegio de Enfermería de Zaragoza está pendiente de la celebración de la vista oral el próximo mayo por una agresión a una enfermera por parte de un familiar de un paciente en un hospital. Por otro lado, un estudio del Consejo General de Enfermería señaló que un 33% del personal reconoce haber sido agredido en el último año.

Ambos colegios reclamaron que es fundamental una «mayor colaboración institucional» e «implicación» de las administraciones públicas. Así, solicitaron el reconocimiento «como autoridad» de los profesionales sanitarios ante una agresión tanto en el ámbito público como en el privado y animaron a los trabajadores a denunciar «hechos violentos» ante sus organizaciones para poder adoptar las medidas necesarias.