Pese a que aún quedan retoques pendientes, el aspecto que presenta la plaza del Portillo es casi definitivo. Hace unos meses la construcción de un muro de metro y medio de altura alrededor de la glorieta, abrió un debate en el sector entre quienes lo defendían estéticamente y quienes opinaban que favorecería la presencia de drogadictos al actuar como escondite. Ayer, las opiniones que se recabaron en el entorno de la plaza fueron más positivas que negativas. "Se ha ganado en luminosidad y amplitud, la zona verde a lo largo del muro servirá a los chavales para jugar y mantenerlos aislados del peligro de los coches", consideró Pilar Aguirre. Los bancos instalados en pequeños grupos para facilitar la conversación fue otro de los elementos positivos que destacó Marcos Martín, de 27 años. Sólo las palmeras plantadas en la plaza recibieron alguna crítica, junto con la estrechez de la acera situada al pie del muro de metro y medio, que impide el paso de una persona.