El cierre energético de las instalaciones de la Universidad de Zaragoza que comenzará el sábado y se extenderá hasta el 18 de agosto permitirá al campus aragonés un ahorro de más de 30.000 euros. Si se consigue el compromiso de la comunidad universitaria, desde la Oficina Verde estiman que durante estos días estivales se puede ahorrar alrededor de 360.000 kilovatios hora. «El usuario puede representar más del 40% del consumo energético de un edificio», apuntó ayer a este diario David Cambra, responsable de la Oficina Verde.

El concepto de cierre energético se implantó en la institución bajo el plan de racionalización de gasto de la universidad en el momento de mayor crisis económica, siguiendo las acciones de otras universidades de España. Sin embargo, la medida se ha mantenido en el tiempo ya que, además del ahorro económico, se trata de una práctica que permite un uso más racional de los recursos. «Realizar la apertura a diario de los edificios universitarios conlleva un coste importante de iluminación, climatización de todo el edificio, ordenadores de gestión o standbys», indicó.

El ahorro estival de más de 30.000 euros se llega a triplicar, por ejemplo, con el cierre energético invernal, debido principalmente al ahorro en calefacción.

Entre los centros que más consumen están el Edificio Betancourt, en el campus Río Ebro, el Paraninfo o la Facultad de Educación. «Aunque sus instalaciones sean eficientes, la puesta en marcha es más cara al tener una máquina de refrigeración más grande», añadió Cambra.

excepciones / Otras instalaciones muy tecnológicas como la Facultad de Ciencias o Torres de Quevedo, también en el campus Río Ebro, son las que tienen un standby «más alto» de aparatos. «Es aquí donde el usuario debe prestar más atención en apagar todo», incidieron desde la Oficina Verde.

El cierre energético durante las vacaciones no se llevará a cabo en edificios de uso extraordinario donde sí que se mantendrá la apertura diaria debido a su singularidad. Se trata del hospital Clínico Veterinario (Facultad de Veterinaria), los laboratorios esenciales del Edificio I+D, el centro de Química, el edificio de Encefalopatías o la incubadora de empresas Ceminem I y II.

«Además de un ahorro energético y económico, también es un gesto ante la sociedad que muestra el compromiso de la universidad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible», añadió Cambra. «La oenegé Global Footprint Network acaba de publicar que, el 29 de julio, ya se ha consumido todo el agua, la tierra, el aire limpio, los recursos naturales que ofrecía el planeta para el 2019», dijo.