Un grupo de investigadores de la Universidad de Zaragoza trabaja, desde 1992, en la erradicación de la tuberculosis. Esta enfermedad, lejos de haber sido eliminada, todavía figura entre las tres patologías infecciosas más importantes de nuestra época, junto al sida y la malaria. Este hecho ha llevado al grupo de Genética de Microbacterias de la universidad a estudiar la genética de los microorganismos con el objetivo de obtener nuevas vacunas que posibiliten la erradicación de la tuberculosis.

Este proyecto, financiado por la Unión Europea y varios organismos nacionales, se centra en el estudio de la genética molecular de esta bacteria, el peligroso vacilo de Koch. "Se trata de analizar y distinguir las diferentes bacterias causantes de tuberculosis para poder detectar y controlar las epidemias de esta enfermedad", explica Carlos Martín, responsable del grupo científico. El estudio también investiga los mecanismos que utilizan estas bacterias para "escaparse de los antibióticos". Y, es que, según Martín, conocer este proceso permite construir cepas "avirulentas" --es decir, cultivos de microorganismos incapaces de producir infecciones-- que puedan ser utilizadas como nuevas vacunas contra la tuberculosis.

Tal y como explica Martín, y a pesar de lo que generalmente se piensa, esta enfermedad todavía no a sido erradicada y sigue siendo una de las patologías infecciosas más importantes. "En la actualidad, a pesar de que el número de muertes que causa es menor que en épocas anteriores, debido al tratamiento eficaz disponible en los países industrializados, su nivel de incidencia es muy alto", asegura. Sólo con la vacuna se podrá eliminar esta enfermedad que en países en vías de desarrollo genera una mortalidad, habitualmente asociada al sida, muy alta.

Recientemente, el Encuentro sobre Microbiología Molecular de Jaca permitió a los responsables de este grupo compartir con científicos de toda España los resultados de sus investigaciones.

LOS ´BUENOS´ Carlos Martín hace hincapié en que todos los microorganismos no son patógenos sino que, en muchas ocasiones, nos protegen de enfermedades. "En nuestro cuerpo tenemos más bacterias que células y la mayoría no nos causan daño", asegura. Martín está convencido de que los microorganismos conviven y que, para que la gente deje de asociarlos con enfermedades, es necesario que mediante la divulgación de estos estudios se cambie el chip .

Para el investigador de este proyecto, es importante transmitir el interés biotecnológico de estos organismos microscópicos. Entre otras cosas, contribuyen al bienestar de la Tierra ayudando a mantener el equilibrio de los organismos vivos y productos químicos en nuestro medio ambiente. "Buenos ejemplos son los microorganismos de agua dulce, que son la base de la cadena alimentaria en océanos, lagos y ríos, y los del suelo, que destruyen los productos de desecho y reciclan los productos químicos en la superficie".