En tienda de campaña, en caravana o en bungalow. El cámping es cada día más una opción de ocio y alojamiento familiar para quienes visitan Aragón. Solo el pasado año, según los datos presentados por el Gobierno de Aragón, sus viajeros aumentaron un 10% y las pernoctaciones, un 14%. Unas cifras que son todavía más favorables en algunos cámpings de la comunidad.

José Manuel Ferrero, presidente de la Asociación de Empresarios de Cámping de Aragón, explicaba ayer que «2019 es el tercer año consecutivo en el que batimos nuestro récord». Destacaba que esta tendencia positiva «se da en Aragón, que no en el resto de España», y abundaba en que «cuando hay un producto tan bueno es fácil trabajar: tenemos los Pirineos, con el valle de Ordesa, el de Tena, el de Ansó... La Sierra de Guara o el Mar de Aragón, destinos muy fáciles de vender». No obstante, señalaba que «la labor de promoción es imprescindible y por eso no faltamos a ninguna feria y seguimos trabajando en nuestra presencia en internet».

Los cámpings son el alojamiento con una mayor tasa de turismo extranjero, que ronda el 40% e incluso supera el 50% en algunos casos, mientras que en general, el turismo de otros países en Aragón apenas llega al 30%. «Esto nos ha permitido sobrellevar muy bien los años de la crisis, y ahora que el turismo español está descubriendo en realidad cuál es la oferta de los cámpings, de alta calidad y de lujo en algunas instalaciones, estamos registrando estos notables aumentos de ocupación», concluía Ferrero.

Más temporada alta

Por ejemplo, en el cámping de Bielsa, su propietario José Luis Noguero subrayaba que el pasado verano colgaron el cartel de completo «durante 25 días seguidos y cada año notamos que se alarga la temporada alta». En el Cámping Boltaña, elegido mejor cámping familiar de España en 2019, su propietaria Raquel León ponía el foco en que «tenemos mejores servicios y seguimos trabajando en que se conozca el Pirineo».

El turismo rural también continúa consolidándose, con más de 15.000 plazas ofertadas en Aragón. Jesús Marco, presidente de Faratur, la Federación Aragonesa de Turismo Rural, indicó ayer a este periódico que «desde que se recuperaron los valores tras la crisis económica, hemos crecido entre un 6 y un 7% cada año». Por ello, subrayaba, «Aragón es la segunda autonomía en intención de reservas en casas rurales». El principal potencial del turismo rural, recordaba Marco, «es el entorno natural de Aragón, con parajes como el Pirineo, la Sierra de Albarracín, el Maestrazgo o el Matarraña, que cada año atraen a más gente».

Juan Ciércoles, presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos de Teruel, recordaba que «el Matarraña, la Toscana española, ha trabajado muy bien y desde hace mucho tiempo la promoción turística», y recordaba que campañas nacionales como la de Ikea han tenido un notable impacto en los buenos datos turísticos de la provincia.

El reto de hablar idiomas

Las fechas señaladas, como la Semana Santa en el Bajo Aragón, o los festivales musicales, como Pirineos Sur, tienen un impacto «especial» en el turismo rural. El reto, incidía Marco, «es luchar contra la estacionalidad y contra la barrera del idioma: tenemos muchas casas rurales en pueblos pequeños, regentadas por personas mayores que no saben idiomas y no pueden salvar ese obstáculo».

Aunque el cámping sea el alojamiento que más crece y el destino rural una de las claves de Aragón como destino de interior, la nieve sigue atrayendo cada año a miles de turistas y es la razón del gran dato de diciembre del 2019. Desde la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca, su vicepresidenta, Anabel Costas, subrayaba que «lo importante es mantener ese turismo de montaña, naturaleza y nieve que hace que casi lleguemos a los tres días de estancia media, por encima de la cifra en Aragón».