Vecinos y comerciantes del centro de Zaragoza vertieron ayer duras críticas contra la Policía por la "pasividad" con la que actuó ante el vandalismo y los destrozos causados por los participantes en la autodenominada "manifestación antifascista" el pasado sábado, aniversario del 20-N. Ayer ya se había presentado al menos una denuncia contra el Cuerpo por estos hechos.

Tal como informó este periódico, varios centenares de jóvenes se manifestaron el sábado con el lema Inmigrante no nos dejes solos en Europa. Juntos contra el fascismo y el capital" . Durante la marcha, varios manifestantes, la mayoría encapuchados, se dedicaron a realizar pintadas en las fachadas de los comercios con esprays y rompieron varias lunas. La zona más afectada fue la Gran Vía, donde quedaron dañados los cristales de un hotel y de un cajero.

La manifestación, que partió de la Glorieta de Sasera a las ocho de la tarde, no había sido comunicada en la Delegación el Gobierno por ningún colectivo u organización , aunque se convocó a través de carteles, al igual que ha ocurrido con otras concentraciones del mismo signo en los últimos años.

No obstante, la marcha estuvo controlada por la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), con algo más de 40 efectivos en siete furgones, y por agentes de la Brigada de Información, que estuvieron permanentemente en contacto con la Jefatura Superior.

MALES MAYORES Javier Fernández, delegado del Gobierno, explicó ayer que los destrozos causados "no fueron superiores a los de años anteriores y la Policía no disolvió la marcha para evitar males mayores, ya que los manifestantes se hubieran dispersado por otros puntos de la ciudad, con consecuencias imprevisibles. No obstante, se investiga a los convocantes de la manifestación para exigirles responsabilidades por estos hechos".

Por su parte, fuentes del Cuerpo señalaron que los autores de las pintadas y los destrozos "fueron varias docenas de jóvenes. Si hubieran sido cuatro se les habría detenido, pero, al ser numerosos, la única solución para la Policía era cargar contra la manifestación y disolverla. Se consideró más prudente no hacerlo porque no se hubieran evitado las pintadas y el vandalismo se hubiera extendido a otros puntos de la ciudad, según nuestra experiencia".

Sin embargo, los ciudadanos, que ayer denunciaron los destrozos criticaron el papel de los policías "que escoltaron a los vándalos y permitieron estos actos", manifestó un vecino que increpó ese día a los agentes por no actuar.

Uno de los momentos de mayor tensión se registró en el hotel Gran Vía, cuya dirección presentó ayer en la comisaría de Centro una denuncias por daños y "por la pasividad policial". Según un testigo, "algunos clientes se encararon con los manifestantes y fueron amenazados".

Un comerciante que también se enfrentó a los vándalos con un bate de béisbol para evitar que le pintaran la fachada confesó ayer que temió una agresión. "Me las hubieran dado todas, porque no vi ninguna disposición a intervenir en los policías que cerraban la marcha, pero es mi negocio", declaró.