Esto sí que es impresionante: José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno con los votos de toda la izquierda, el trasvase del Ebro fenecido y las tropas volviendo de Irak. En un plisplás. Como vuesas mercedes pueden comprobar, la voluntad popular aún determina la política. El poder, ya les dije no hace mucho, está en la mano de cada ciudadano/a, en la papeleta de voto o en el mando a distancia. No existen en el mundo casas blancas, lobbies u oligarcas reunidos capaces de enmendarle la plana a la gente.

Pero bueno, el caso es que ahora estamos zapaterísimos totales. Porque este señor está haciendo muchas cosas, casi todas bien. Y es curioso ver cómo a un líder político, del que no hace mucho tiempo (tras lo de Madrid y la filtración del viaje a Perpiñán de Carod Rovira) hacíamos coñas y comentábamos que si se ponía un circo le crecerían los enanos, ahora le adjudicamos un perenne estado de gracia y una milagrosa flor en el culo que le asegura la buena fortuna. Mas tal vez no se trate de una cosa ni de la otra, sino que simplemente estemos ante un hombre voluntarioso, un político con ideales y un líder decente.

Ultima noticia (aunque se venía hablando de ello durante el fin de semana): Javier Fernández López será delegado del Gobierno en Aragón. Sabia y excelente elección, sea de quien sea. Que, válganme los dioses, como esto siga así, todo tan fino y tan bien parido, no sé yo dónde iremos a parar los periodistas que tenemos acreditado el espíritu crítico y la literatura borde. ¿Con quién podremos meternos en estos tiempos que vienen? Queda la doble opción de meterle caña al PP por las muchas (¡muchísimas!) cacas que ha dejado sembraditas aquí y alla; o al Ayuntamiento de Zaragoza y otros ámbitos de la periferia sociata, donde aún no le han cogido el punto al estilo Zapatero . Pero no son ésos argumentos que puedan durar mucho tiempo.

¡A ver si me quedo sin materia prima! ¿Será posible?